En el curso de su Historia, Cataluña se ha visto tres veces sometida a Francia, de una ó de otra manera. La primera, obligada por las circunstancias, bajo el Imperio Carolingio, al formar condados tampón, guardianes de la frontera Sur este Imperio, frente la morisma (siglos VIII- IX). La segunda por voluntad propia, en tiempos de Luis XIII de Francia,del Cardenal Richelieu y de los Tres Mosqueteros (siglo XVII), y la tercera, unida, "velis nolis", al Imperio de Napoleón Bonaparte.
Políticos actuales de la talla de Josep Lluis Carod y de Joan Tardá, han comparado las cifras macroeconómicas de Cataluña en algún anuario, con las de Bélgica, llegando a la conclusión de que Cataluña podría convertirse en la Bélgica del Sur de Francia, convenientemente separada de ésta, dada la experiencia catalana, muy negativa al respecto.
En cualquier caso, según los citados estadistas, merece la pena intentarlo, "sobre todo si los valencianos se dejan, y de paso nos llevamos la franja de Aragón, y el Rosellón que nos quitaron entre los franceses y los españoles en su día. De la incorporación de las Islas Baleares, ni hablamos, se da por hecha."
En 1640, "annus horribilis" para el displicente Rey Felipe IV, el "rey pasmado" y su valido el Conde Duque de Olivares, (muy conocidos ambos en efigie, por sus retratos, a pie y a caballo, pintados por Diego Velázquez) que se vieron desagradablemente sorprendidos, ante las rebeliones, casi simultáneas de Cataluña y de Portugal. Éste último País que formaba parte de la "insaciable" España, había sido ocupado sesenta años antes por el ejército del temible Tercer Duque de Alba, don Fernando Álvarez de Toledo, aficionado a la ingestión de niños holandeses según la Leyenda Negra, y enviado por Felipe II, aduciendo razones dinásticas.
El caso es que finalmente, Portugal se salió con la suya, sacudiéndose el yugo español, y nombró un nuevo Rey, elegido entre la nobleza portuguesa, mientras Cataluña volvió al reino de España, "motu proprio", unos cuantos años después de saborear los continuos atropellos de los comerciantes franceses, siempre deseosos de quedarse con el oro y el moro, en tanto los comerciantes catalanes se quedaban a verlas venir. Una vergüenza.
Teniendo en cuenta este contexto histórico, nadie entiende las estultas frases pronunciadas por don Gregorio Peces Barba (rector que fué de la Universidad Carlos III y comisario exterminador de la Víctimas del terrorismo, nombrado por Zapatero) sobre los errores políticos cometidos por Felipe IV, según Peces, al abandonar a su suerte a Portugal, y aceptar amorosamente en su seno a Cataluña. Es decir, el Rey hizo todo al revés.
Menos aún se comprenden los exabruptos del distinguido señor Tardá, definiendo de manera tan directa al señor Peces, pues las palabras de éste abonaban su tesis independentista.
Mi ruego: señores políticos, hagan un hueco en sus agendas para repasar la Historia de su País y eviten dirigirse entre ustedes insultos tabernarios, caramba.
De acuerdo contigo , papá. Más lectura de historia para todos y especialmente para los políticos. Muchos besos. Beatriz
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