El Sr. Camacho

Con la cara inexpresiva y la cabeza cilíndrica, el Sr. Camacho, Ministro del Interior y Jefe de la Policía Nacional, recuerda a uno de los primeros ensayos desechados por el Dr. Frankestein en el curso de la fabricación de su monstruo.

El Sr. Camacho, antiguo fiscal y uno de los cerebros del caso "Faisán", heredó el Ministerio hace pocas semanas, del Sr. Rubalcaba, y quizás sean éstas las razones de sus desconocimiento de las técnicas más elementales del oficio, y de la falta de entrenamiento de sus policemen destacados en Lugo.

Cualquier aficionado a las películas policiacas y de espías ó lector de las novelas de ambos temas, sabe de sobra cómo se hacen los seguimientos, llamados también, por los expertos, "operativos de vigilancia", conocidos por casi todos los españoles, menos por los chicos de Lugo. Si a las primeras de cambio, el sujeto vigilado se vuelve  y tropieza, en una plaza porticada y solitaria, con uno de los elementos del operativo desplegado, y éste se embarulla y enrojece, y no sólo no sabe  contestar a las preguntas del sujeto más o menos alterado, si no que se arruga, resulta evidente el fracaso de la operación y más vale recoger los trastos y volver a la base.

¡Pero, hombre, Sr. Camacho!, lo normal en este tipo de seguimientos, como el realizado a la Juez de Lugo, instructora del caso de la corrupción lucense, que salpica al Sr. Blanco Ministro de Fomento, hubiera sido colocar una baliza electrónica en los bajos del coche de la Juez, y seguir a distancia el objetivo desde una furgoneta equipada con todos los adelantos de la época, y normalmente adornada con letreros de una lavandería, como se hace el Los Ángeles ó San Francisco. ¡Qué chapuzas sois!