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sábado, 31 de agosto de 2013

Los principios inamovibles


Hace algunos años, ante la intervención del Presidente Aznar en el Irak del sátrapa Hussein, al lado del Presidente Bush, la izquierda española halló en su repertorio propagandístico, una frase de oro que después le llevaría a la victoria electoral. Fue esta: "No a la guerra".

Lo de menos eran los problemas planteados por Irak, país que no localizarían en el mapa más de las cuatro quintas partes de los votantes, la cuestión era hacer reverdecer en la imaginación de los ciudadanos imágenes de "sin novedad en el frente", del "desastre de Annual" de "los bombardeos sufridos por el abuelo durante la guerra civil" y de "la batalla del Ebro" y crear el reflejo condicionado descubierto por Pavlov, a la hora de depositar el voto en la urna.

Actores de cine y de teatro sin contratos, escritores sin editores, algún poeta concienciado y otros individuos ideologizados, pusieron su arte al servicio de la causa y los trémolos más sentidos en sus voces para cantar el talante seráfico y pacífico del PSOE.

Hoy, el Presidente Rajoy, de suyo más precavido que Aznar, y tendente a la inmovilización de personas, cosas, nubes, ríos, montañas e instituciones, tan solo apoyaría al Presidente Obama en Siria, contando con todas las bendiciones habidas y por haber de Naciones Unidas.

¿Sabéis  quiénes se muestran ahora más belicosos en el solar patrio, y como Don Quijote pasan las noches frotando las piezas de su armadura para que reflejen la cegadora luz del Sol en el campo de batalla? Pues los socialistas, claro.

Para que no aparezcan incoherentes en exceso, es preciso señalar que en esta ocasión los socialistas españoles se mueven junto a sus amados socialistas franceses, a los que adoran y al Presidente Obama, Premio Nobel de la Paz preventivo. Es decir, las cosas son muy distintas a cuando el belicista, e incendiario de guerra se llamaba José María.     

viernes, 23 de agosto de 2013

Cuestión de cocientes intelectuales


Como todo el mundo sabe, la Francia de Napoleón intentó acabar con Inglaterra, al igual que la Alemania de Hitler, algo más de cien años después. Ambos líderes tenían tres cosas en común, eran ególatras, megalómanos y por qué no decirlo, menos listos que los gobernantes ingleses de turno.

Los dos, Napoleón y Adolf, se solazaron, en su momento, durante algunos días, con el pensamiento de invadir a la Gran Bretaña, pero reflexionaron o les hicieron reflexionar, se acordaron de la temible flota inglesa y decidieron  calmar sus ansias guerreras invadiendo Rusia. Allí cavaron su tumba.

En el siglo XXI, la potencia europea en la cosa naval sigue siendo la misma. No obstante algo está cambiando. Cumpliendo con la rutina de los siglos precedentes, Inglaterra nos ha enviado como un acto reflejo, una flota disuasoria por la cuestión gibraltareña, aunque ellos lo niegan. Pero a su vuelta cuando entren de nuevo en el puerto de Southampton a alguien se le va a caer el pelo.¿No habeis observado lo oxidada que tenía la proa el portahelicópteros Illustrious y lo roñoso de su ancla siendo, como lo era, el barco principal y alojamiento del almirante jefe de la cañonería?  ¡Vaya una forma de disuadir!.

Así pues, eliminado el efecto disuasorio ante tanto descuido y desaseo, tan solo nos resta que los señores Rajoy y Margallo, sean más despejados, listos e inteligentes que Mr Cameron  y el alcalde Picardo, para ganarles el contencioso administrativo iniciado por este último haciendo trampas. 

lunes, 19 de agosto de 2013

Frases para esculpir


Según cuentan historiadores solventes, se hallaba el Rey Felipe II en sus aposentos de El Escorial, anotando una tras otra observaciones al margen de los documentos que leía, dejando oír tan solo el rasgueo de la pluma sobre el papel, cuando un discreto paje abrió la puerta de la estancia y anunció la presencia de un emisario con nuevas  sobre la Armada Invencible. Sin cambiar de postura ni decir una palabra, con un gesto de la mano, Su Majestad hizo pasar al mensajero.

El buen hombre, sombrero en mano, en el umbral de la puerta , con las rodillas temblando, apenas acertó sin caerse, a inclinar el tronco doblando la cintura casi en ángulo recto y oyó decir al Rey "¡vamos, hablad"!. El mensajero dio dos pasos hacia adelante y abrumado abrió su seca boca dejando escapar un sonido ronco semejante a un quejido perruno.

El Rey se volvió, le miró impasible y repitió sin alterarse lo más mínimo: "¡vamos, vamos, hablad"!."Majestad, vuestra Armada ha sido destruída por una tempestad" consiguió decir el mensajero, guardando para sí la segunda parte de la frase: "...tras un enfrentamiento con el pérfido enemigo" sustituida por un sonoro sollozo.

El Rey se limitó a parpadear dos o tres veces, dejó con cuidado la pluma en la escribanía y mirando a través de la ventana hacia las cumbres del Guadarrama, dijo con un matiz de rencor apenas perceptible: "Yo no envié a mis barcos a luchar contra los elementos". Y así quedó la cosa para la Historia.

La frase del Rey, que han conocido durante siglos todos los escolares españoles hasta no hace muchos años, ha sido harto imitada por próceres y similares, tratando desesperadamente de hacerse un hueco en los anales de Clío.

Este es el caso de Picardo o Pardillo, jefe de los llanitos gibraltareños, cuya frase histórica parece copiada de las pronunciadas por el pirata John Silver en la atmósfera espesa de un "pub",  después de abundantes libaciones de cerveza y ron: " ¡antes de halar yo los setenta bloques de cemento que tiré en la bahía ¡hip! se hiela el Infierno!". Picardo o Pardillo pudo muy bien después de pronunciar su frase,  haber pasado por sus labios el dorso de su mano izquierda mientras mantenía con la derecha la pinta de turno, aunque semejante gesto no fue recogido por la TV británica. Menos mal.
   




   

miércoles, 14 de agosto de 2013

Elogio y reivindicación del ajo

Objeto de desencuentro

Su Majestad la Reina Isabel de Inglaterra aceptó hace años, una invitación de sus "primos", los Reyes de España, para pasar algunos días en la Península e Islas Baleares, haciendo notar, no obstante, su aversión sin paliativos al ajo, como condimento de las futuras comidas regias.

Al parecer, varios estratos socio-económicos por debajo del correspondiente a la alta aristocracia británica, se mantiene el mismo rechazo al ajo, bien por mimetismo, o bien porque el aroma de la liliácea en cuestión les resulta insoportable, como nos lo hizo saber la señora Beckman a gritos, en una discusión de peluquería, mantenida mientras se ponía los rulos y el señor Beckman daba patadas al balón en el Real Madrid.

A la frontera con España del Istmo de Gibraltar, tan citada estos días, llaman los ingleses despectivamente "Muralla del Ajo", ignorando los matices del asunto. Porque, en efecto, no es lo mismo ser "un harto de ajos", como increpaba Don Quijote de la Mancha a su escudero, echándole en cara su descarada plebeyez, que disfrutar de las delicias gastronómicas, tales como las añoradas angulas o las más asequibles "gambas al ajillo".Que aún hay clases, señores. A ver si saben distinguir. 

    

sábado, 10 de agosto de 2013

¡Que llega la cañonera, madre!

HMS ILLUSTRIOUS: la cañonera

A mediados del siglo XIV y comienzos del XV, Inglaterra con esa capacidad de adherencia por tierras extranjeras que nunca ha disimulado, característica que le viene de lejos como se ve, era la dueña de Aquitania, en el Suroeste de Francia, fronteriza con Navarra.

Durante las épocas estivales de aquellos años, no eran raros los jóvenes caballeros ingleses que atravesaban la frontera, dirigiéndose a Castilla, León o Galicia para romper unas lanzas en las justas organizadas por los señores feudales y adiestrarse en el ejercicio de las armas. Desde Montelarreina los caballeros marchaban hacia el oeste con los peregrinos que hacían el camino de Santiago.

Castilla exportaba entonces a Inglaterra, entre otras muchas mercancías, ramas de chopo y fresno para fabricar las flechas que utilizaban los famosos arqueros ingleses, entre ellos los vencedores de la temible caballería pesada francesa en la batalla de Azincourt cantada por William Shakespeare en su "Enrique V"

Estas relaciones cuasi-idílicas se estropearon  en el siglo XVI, cuando las Casas reinantes de los dos países se iniciaron en la diplomacia de las alianzas matrimoniales. Durante este mismo siglo, al conocerse la Reina Isabel I de Inglaterra y su cuñado Felipe, príncipe heredero de España, y ex-rey consorte de aquel país, viudo de la Reina María ("The Bloody Mary") hermanastra de la anterior, se cayeron fatal, odiándose el resto de sus días. De aquí la cadena de desencuentros y encontronazos entre ambos países, producidos en los siguientes siglos, hasta el último, por ahora: la llegada de la cañonera a Gibraltar, anunciada para la próxima semana.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Distinguido señor Margallo

Flota pesquera de Algeciras

Como usted sabe muy bien, desde el anuncio de sus medidas aplicables a la población de Gibraltar, se halla usted enfrentado a un arduo problema, mejor dicho, está usted metido en un embrollo que, según entiendo, carece de solución. Me explicaré.

La antigua base naval de Gibraltar, conseguida tras el tercero o cuarto intento de asalto por parte de la Navy, aquí y allá, en las costas españolas durante los siglos XVI y XVII, fue después Colonia en el XVIII, la única europea de su clase, y es hoy un "Territorio Británico de Ultramar",  Sus habitantes, que inicialmente sustituyeron a los españoles huidos a San Roque y fueron unos simples advenedizos de mala muerte, hoy son fieles y adictos súbditos de la Corona británica con todos sus derechos vigentes. Los mismos que asa usted a la parrilla en sus coches, al entrar en su Territorio Británico o al salir de éste, y les amenaza con cobrarles cincuenta euros de vellón por darse una vuelta por Andalucía,  volver a casa, y no sentirse como pájaros enjaulados.  

Son los individuos que en el plazo de un mes o dos, harán prevalecer su criterio en la instancias europeas, sobre los tratados rancios y obsoletos, como el de Utrech (1714) ya que en aquel entonces, dirán, nadie pensaba en aguas jurisdiccionales, ni en espacios aéreos.

Usted nunca verá a la máxima autoridad gibraltareña, el gobernador británico del Territorio, ocupado de acuerdo con la ordenación  actual, en asuntos importantes del exterior o de carácter militar. Usted mismo ha elegido a sus interlocutores, las autoridades locales intreresadas en los asuntos menores de su Territorio, como el hundimiento de bloques de cemento en "sus" aguas y la buena marcha de los ochenta mil negocios gibraltareños de import-export, apuestas por internet, lavanderías de dinero,  etc que al menos a primera vista no parecen muy "británicos".

Como diría Guillermo (William) Brown, uno de mis héroes infantiles favoritos, "apuesto que dentro de cien años, los gibraltareños podrán conversar desde sus explanadas, sin levantar la voz, con los vecinos de Algeciras, sentados en sus paseos marítimos".

No obstante todo lo apuntado espero, Sr Ministro, que tenga éxito en sus propósitos, aunque puede apuntarme entre los escépticos
      
  

lunes, 5 de agosto de 2013

Repaso a la izquierda

La extrema izquierda se identifica

La extrema izquierda extra-parlamentaria soportada en la actualidad por la sociedad española, está formada por una serie de individuos que son reclutados a veces para apoyar al ex-juez Garzón, agitar banderas de la Segunda República y acercar la cara a las cámaras de la televisión, hasta parecer unos auténticos engendros, ellas y ellos, semejantes a los diablos que pintaban en los códices los frailes de la Edad Media.

Otras veces, como en la pasada Primavera, esta misma izquierda ha soñado con protagonizar la ocupación del Congreso de los Diputados para hacer un poco de Historia, tomando parte de una asamblea constituyente, tal como han oído que pasó en Francia durante la Revolución.

Al lado de esta izquierda, casi hombro con hombro, tenemos a la extrema izquierda parlamentaria, sentimentalmente atraída por la anterior, y heredera del comunismo soviético, que durante casi un par de años (1937-1939) fue dueño de la situación en la España escindida por la guerra civil. Está tan lejos del poder como la extra-parlamentaria.

Finalmente, contamos con la izquierda parlamentaria propiamente dicha, que acaba de perder el poder y teme no recuperarlo en los próximos quince años. En su mayor parte integrada en el partido socialista, muy tocado por la crisis financiera y económica que no entendieron sus líderes, a las que se añade la crisis social exacerbada por el tortuoso, inconexo y evanescente pensamiento zapateril. 

Esta izquierda que adora dirigir nuestros destinos, basa su estrategia actual para recuperar el poder en las ocurrencias de dos personajes:  el director de un periódico que tendrá en el futuro ocasión de explicarse y el antiguo tesorero del Partido de Gobierno quien escribirá sus memorias en la celda patrocinada por el Estado.     

jueves, 1 de agosto de 2013

Los bloques

Tirando bloques al mar

El sistema político inglés resulta  impecable. El mejor y más democrático de Europa. Aquí lo dice todo el mundo, comparándolo con el nuestro, trufado de inconsistencias y problemas.

No obstante, la política imperial emanada precisamente del citado sistema político, en cuanto concierne a la última colonia inglesa situada en el continente europeo, Gibraltar, es ¿cómo lo diría? absolutamente deleznable, diseñada por gentes de baja estofa, o por trileros. 

¿A que clase de individuos se le ocurre, lanzar al mar bloques de cemento de muchas toneladas de peso, para impedir el crecimiento en el fondo marino, de los pastos que sirven de sustento a los peces, dificultando así que faene la flota pesquera de Algeciras?

Las patrulleras británicas llevan años cortando el paso a los pescadores españoles, pero éstos erre que erre, con la cabeza baja, marchan directos a sus tradicionales caladeros, haciendo caso omiso de la arrogancia naval  inglesa y de la proclamación unilateral de aquellas aguas como territoriales inglesas, con toda la frescura  de la que son capaces, haciéndolas jurídicamente iguales a las que bañan por ejemplo, los acantilados de Dover, tan preciosos ellos.

Sospecho que para evitar un "casus belli" y desgracias personales, alguien del Gobierno local de los "llanitos", eso sí con la benevolente aquiescencia de las autoridades navales de la Roca, se ha decidido por los bloques, sin parase en barras. Por cierto, en la bahía de Algeciras no se han visto las zodiak de "Green Peace", haciendo sus habituales  monadas, tratando de impedir la abominación que sólo se le ocurriría a un tipo con la mentalidad de Hannibal Lecter, el caníbal. ¡Hay que ver las compañías que tienen hoy día los caballeros del Almirantazgo!

Gibraltar se ha convertido en un nido de mafiosos, contrabandistas, blanqueadores de dinero negro y sinvergüenzas de toda laya de Europa y ahora, lo que faltaba, los bloques.