Flota pesquera de Algeciras |
Como usted sabe muy bien, desde el anuncio de sus medidas aplicables a la población de Gibraltar, se halla usted enfrentado a un arduo problema, mejor dicho, está usted metido en un embrollo que, según entiendo, carece de solución. Me explicaré.
La antigua base naval de Gibraltar, conseguida tras el tercero o cuarto intento de asalto por parte de la Navy, aquí y allá, en las costas españolas durante los siglos XVI y XVII, fue después Colonia en el XVIII, la única europea de su clase, y es hoy un "Territorio Británico de Ultramar", Sus habitantes, que inicialmente sustituyeron a los españoles huidos a San Roque y fueron unos simples advenedizos de mala muerte, hoy son fieles y adictos súbditos de la Corona británica con todos sus derechos vigentes. Los mismos que asa usted a la parrilla en sus coches, al entrar en su Territorio Británico o al salir de éste, y les amenaza con cobrarles cincuenta euros de vellón por darse una vuelta por Andalucía, volver a casa, y no sentirse como pájaros enjaulados.
Son los individuos que en el plazo de un mes o dos, harán prevalecer su criterio en la instancias europeas, sobre los tratados rancios y obsoletos, como el de Utrech (1714) ya que en aquel entonces, dirán, nadie pensaba en aguas jurisdiccionales, ni en espacios aéreos.
Usted nunca verá a la máxima autoridad gibraltareña, el gobernador británico del Territorio, ocupado de acuerdo con la ordenación actual, en asuntos importantes del exterior o de carácter militar. Usted mismo ha elegido a sus interlocutores, las autoridades locales intreresadas en los asuntos menores de su Territorio, como el hundimiento de bloques de cemento en "sus" aguas y la buena marcha de los ochenta mil negocios gibraltareños de import-export, apuestas por internet, lavanderías de dinero, etc que al menos a primera vista no parecen muy "británicos".
Como diría Guillermo (William) Brown, uno de mis héroes infantiles favoritos, "apuesto que dentro de cien años, los gibraltareños podrán conversar desde sus explanadas, sin levantar la voz, con los vecinos de Algeciras, sentados en sus paseos marítimos".
No obstante todo lo apuntado espero, Sr Ministro, que tenga éxito en sus propósitos, aunque puede apuntarme entre los escépticos
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