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jueves, 16 de abril de 2009

Lírica



En mi repaso mañanero de la prensa digital, al llegar a El Mundo, he pinchado en una información sobre el concurso televisivo “Britain´s got talent” fechada hoy, 16 de Abril. Pude ver entonces de inmediato la imagen de una señora en el centro del escenario del teatro donde se celebraba el concurso, quien miraba hacia el público, como podría hacerlo Maleni a las clientas de su verdulería, es decir, un tanto desafiante y a la vez recelosa. El aspecto de la señora, alta, fornida, y dos pelines gruesa, concienzudamente trabajada su cabeza en la pelu, con sus cincuenta muy avanzados, semejante a un navío de cuatro puentes perteneciente a la armada del Almirante Nelson en la batalla de Trafalgar, no presagiaba nada bueno. La cara de la señora, que dijo llamarse Susan Boyle, lucía unas notorias cejas, oscuras y boscosas que casi le ocultaban los ojos y una rotunda doble papada, todo lo cual hacía que el jurado, dos caballeros y una dama, mostraran una ostensible y poco británica mezcla de aprensión y ansiedad por la que se les venía encima.

Comienzan a sonar los primeros compases de la música, la señora Susan suelta un potente chorro de voz, y las caras de los asombrados jurados adquieren repentinamente un aspecto de empanadilla poco hecha. El público que abarrotaba el teatro, puesto en pie gritando y llorando, apenas deja oir las últimas palabras de la canción, perteneciente al musical “Los Miserables”. Doña Susan trata de marcharse, un poco confundida, entre el delirio de la gente, el jurado la hace volver y le otorga la máxima puntuación. En este momento Susan parece otra, ni cejas, ni papada, ni nada, tan solo queda el recuerdo de una bellísima voz. Recomiendo la visita.