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martes, 11 de octubre de 2011

¿Pero qué dicen?



Faltan  treinta y nueve días, si no calculo mal, para la celebración de las elecciones legislativas y, según todas las encuestas, el Partido socialista será ampliamente derrotado. Si se confirman estos resultados adelantados por la prensa, los grupos independentistas catalanes y vascos del Congreso, quedarán muy en precario y no podrán jugar a su provechoso juego favorito, es decir, al chantaje político del que es víctima el Gobierno, como el realizado durante las dos legislaturas pasadas, con el célebre ZP al frente del Ejecutivo y su facilidad para extender cheques a tan preclaros varones de la Independencia, Padres de los terruños que les vieron nacer, a unos y a otros. Sinvergüenzas.

El caso es que estos políticos de la Independencia, proclamada lunes, miércoles y viernes, como una amenaza a Madrid la explotadora, se han puesto nerviosos, y para distraer la angustia producida por el temor a ser unas simples figuras decorativas en el próximo Congreso de los Diputados, hablan y hacen declaraciones ante los micrófonos como los futbolistas, y tratan dar ánimos a sus incondicionales, y dicen muchas tonterías.

Consideremos el caso de los adictos al eslogan "Catalonia is not Spain".

Artur Mas, el único Presidente regional de Europa  que ha admitido tácitamente su corrupción, en público y en su Parlamento regional, se vanagloría de la "inmersión lingüística" de los niños españoles de origen no catalán a la que están sometidos en Cataluña, aduciendo la difícil dicción en español, de los niños andaluces o gallegos, a los que él, desde luego,  no entiende. Por tanto, nadie debe quejarse. Los niños sometidos a la inmersión, sabrán bien, al menos un idioma, el catalá.

El segundo de Mas, Durán y Lleida, que no es catalán sino aragonés, nos ha dado recientemente la consideración que le merecen los españoles del Sur, tomando la parte (los andaluces favorecidos fraudulentamente con el PER) por el todo (los andaluces que entran en los bares de su pueblo para tomar una coca-cola, un café con leche, ó lo que les apetezca), diciendo que  tales consumiciones las hacen a costa de los catalanes, en tanto miran cómo las obreras polacas recogen las cosechas de la fresa.

A Durán y Lleida se le ha reprochado (Alfonso Guerra, como andaluz, se supone dolido por las alusiones) residir en el Hotel Palace de Madrid. Durán se ha defendido asegurando que los gastos por día (250 €) pagados al Hotel, proceden de su bolsillo, y por otra parte el Palace es más barato que el alquiler de un apartamento. De manera que los ocho meses de "trabajo" durante cada legislatura le salen a Durán por 60.000 €.  de sus arcas privadas.

En resumen, estos independentistas catalanes ¿estarán bien de la cabeza o tan sólo tratan de engañar a sus paisanos botiglers  y  rabasaires?

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