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sábado, 15 de octubre de 2011

Artículo quince (1)

Ciertos ciudadanos de nuestro País son verdaderamente raros, pero raros de verdad, como para exhibirles, por raros, en algún museo etnológico. Veamos por qué.

Cuando hace diez años Bin Laden organizó el atentado a las Torres Gemelas de Nueva York y tuvo un éxito notable, mucho más allá de sus expectativas, y lo anunció orgulloso al Mundo por TV, en mi opinión abrevió, sin pretenderlo, los trámites de los Tribunales norteamericanos. Así que una vez declarados "los tiempos de guerra" y conocido con seguridad, el domicilio del sujeto, los servicios correspondientes de EE.UU., encargados del asunto, le hicieron una visita rápida y se acabaron su historia y sus periódicas apariciones fotográficas en la prensa mundial con el kalasnikof sujeto en la diestra, para asustar al personal.

Pero he aquí que nuestros espiritados y melifluos progresistas, los raros, montan en cólera sintiéndose ofendidos y llaman asesinato al ajusticiamiento,  si bien exento de formalidades, del saudí.

Y ahora, los mismos progresistas en la llamada "Conferencia Internacional" que se celebrará el próximo lunes en  San Sebastián (Guipúzcoa), fingen olvidar cientos de  asesinatos, de canalladas cobardes y aberraciones sin cuento, cometidos durante los últimos cincuenta años por ETA en todo el territorio nacional,  englobándolos bajo el discreto rubro de "conflicto  en el País Vasco". Qué delicadeza.

(1) de la Constitución Española de 1978.

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