Cuando los cerebros de la organización socio-terrorista ETA pisaron el acelerador y comenzaron los asesinatos indiscriminados, pensé, como otros muchos: "estos quieren que el resto de los españoles les odiemos, para separarse con más facilidad". Es posible también que los siniestros líderes etarras persiguieran simultáneamente la unión mayoritaria a su "idea", de gente poco dada a la introspección, para, entre otras cosas, hacerla cómplice de su barbarie, hasta alcanzar el objetivo final soñado por Sabino Arana.
Como quiera que sea, alguna explicación tendrán los casi trescientos mil votos premonitorios obtenidos en apoyo a los terroristas, en las últimas elecciones municipales, que les permitieron poner sus patas en la Diputación Foral de Guipúzcoa y en centenares de ayuntamientos del País Vasco y de Navarra.
Viéndoles en los actos que organizan, ocupando estrados y mesas de presidencias, con sus pintan innobles, a excepción del ex-clérigo Erquicia luciendo su eterna chapela terciada, los demás con sus vaqueros, camisetas y pelos, los hombres exhibiendo pendientes y las mujeres, jóvenes o no con aspecto de haber sido reclutadas en las lonjas del pescado y los almacenes hortofrutícolas de la zona, todos ellos utilizando ideas y palabras de su manual paranoico, uno se pregunta cómo es posible que hayan llegado tan lejos, si no hubiera sido por tantas complicidades surgidas dentro y fuera del Pais Vasco.
Porque todos sabemos que los primeros contactos entre ETA y Zapatero, tuvieron lugar cuando éste no había accedido aún a la Moncloa, después se produjo el atentado a los trenes, a continuación asistimos a los ires y venires del Juez del Olmo para redactar una instrucción de chiste, al juicio presidido por el Juez Bermúdez, de vergüenza, asistido por una fiscal cegata y vendida, a la lluvia de ascensos y condecoraciones pensionadas, concedidos a policía nacionales y guardias civiles, esbirros de Rubalcaba, que intervinieron con tanta diligencia e imaginación en las "investigaciones" sobre la autoría de los atentados y los explosivos utilizados y finalmente al rosario interminable de concesiones hechas a los etarras, siguiendo el principio zapateril de la "rendición preventiva"
Las últimas explosiones de odio a España, ocurridas en los campos de fútbol y la agresión con dos tartas chafadas en la cara de la Presidenta de Navarra, parecen señalar la dirección que seguirá ETA, una vez desaparecido su tonto útil: la confrontación permanente. A menos que alguien les plante cara.
Un beso y hasta el fin de semana,
ResponderEliminarBeatriz