Al llegar a la página 138 de su libro, el General Monzón Altolaguirre, vasco de Guetaria por los cuatro costados, me da el primer sobresalto. Tilda de "nefasto" al Sr Mayor Oreja, tambien vasco, Ministro del Interior con el Presidente Aznar en 1998, año de una de las treguas declaradas por la banda terrorista ETA y tachada de "tregua-trampa" por Mayor, como después se demostró. El General acusa al ex-Ministro de "eternizar el problema (vasco) desde posturas siempre radicales y radicalizadas (...) utilizando improcedente y políticamente a las víctimas del terrorismo"
Permítame, mi General, señalar al personaje nefasto de esta historia: Sabino Arana, icono venerado por los nacionalistas, cuyos textos xenófobos, al tiempo que impresentables y necios, descalificarían en cualquier caso a su autor y a todos sus seguidores, no ya como adeptos a una opción política demente, sino como personas.
Siento estar en desacuerdo con Vd, mi General, cuando afirma que es el mundo de las empresas de seguridad donde se concentran los intereses contrarios a una solución pactada del terrorismo. Este argumento no puede ser más endeble mi General y Vd lo sabe.
Los vascos, dice Vd, "tienen derecho a la autodeterminación". Vd conoce de sobra que este derecho fue definido por la ONU en 1948, para facilitar un marco jurídico a las independencias de las antiguas colonias, sobre todo africanas, sometidas a las potencias europeas, en especial Francia y el Reino Unido y también Bélgica y Holanda. Pero en ningún caso tal derecho amparaba las ínfulas secesionistas de conjuntos humanos, más o menos paranoicos, con algunas características diferenciales, fenotípicas, lingüísticas o folklóricas, que convivían en paz y armonía hasta entonces, con el resto de la población de un mismo país.
Por tanto "la autodeterminación", como "el hecho diferencial" ó "el derecho a decidir" planteados ante el Congreso de los Diputados por aquel lehendakari con cara de ratón de campo, cuyo nombre no recuerdo en este preciso momento, son trucos dialécticos, alguno inventado, y cobrado sobre la marcha, por un antiguo político del PP llamado Herrero de Miñón, dispuestos para encandilar a las masas pancarteras de Batasuna y del PNV y facilitarlas el mendrugo dialéctico que necesita su proceso de asimilción de las ideas.
¿"Hecho diferencial"? ¿Acaso se refiere tal hecho a la llegada de los vascos a la Península durante la Época de los Metales? ¿y qué me dice, mi General del Homo Antecessor, desenterrado (es un decir) en Atapuerca (Burgos) que vivió hace 800.000 años? ¿Y los descendientes del Homo sapiens sapiens de Altamira, de Alpera, del Hombre de Orce? ¿qué me dice de los Celtas, de los Iberos, de los Celtíberos, por no hablar de Gárgolis y Habidis ? En definitiva ¿ qué me dice de los derechos del resto de los españoles? Porque ó me equivoco muchísimo, son los mismos que los de los vascos.
Finalmente, mi General, si no interpreto mal los deseos de la víctimas del terrorismo, lo que quieren es Justicia, nunca venganza, pues si así fuera cualquiera podría tacharnos de libios con razón y no somos, ni hemos sido nunca, magrebíes.
Para cualquiera no contaminado por las teorías sobre movimientos subversivos, la solución última al problema terrorista se resumiría en los siguientes seis puntos: (1) salida ordenada, pero masiva, de todos los pistoleros de sus guaridas; (2) con los brazos en alto (3) cuidadosa colocación de las armas en las furgonetas dispuestas al efecto (4) toma de la dirección de los cuartelillos de la Policía, de la Guardia Civil ó de los Juzgados más próximos, previamente determinados en la "conversaciones de paz" llevadas al efecto, con el propósito de entregarse a las autoridades (5) depuración de las responsabilidades si las hubiere y (6) cumplimiento íntegro de las condenas.
Conversaciones con los políticos representativos vascos, las que sean precisas, sin límite, acompañadas si es necesario, como música de fondo, de chistu y de tamboril, o si se quiere por las voces del coro de San Sebastián ó Donostia, que tampoco está nada mal.
También de acuerdo, papá. Muchas gracias y muchos besos. Beatriz
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