En mi opinión las peores son las de los camaleones, tan tímidos ellos, desplegadas súbitamente para atrapar toda suerte de insectos hallados a una distancia de muchos centímetros del animal depredador que no se mueve. Las moscas y mosquitos sorprendidos por la lengua envolvente del camaleón, desaparecen al instante en las fauces del saurio, y son deglutidos sin tiempo para percatarse de su mala suerte.
No obstante, en cuestión de lenguas, la mala fama parece concentrarse en las bífidas de las serpientes, más bien inofensivas según creo. Otra cosa son las serpientes en sí, y más concretamente las víboras y sus descargas venenosas.
Cuando de un humano se dice que es portador de una lengua bífida ó de doble filo, en realidad tiene una mente retorcida, perversa, siempre dispuesta, se sienta ó no acosado, a atacar a sus víctimas, normalmente inermes y desasistidas, igual que las víboras, con sus descargas venenosas
Un político progresista, con un sillón reservado a su nombre en el Congreso de los Diputados desde la primera legislatura, hace más de treinta años, convertido ahora en una especie de espectro ideólogico, tenía una lengua viperina legendaria, que se crecía porque los periodistas le reían las gracias. Y la utilizaba con fruición contra sus adversarios políticos, su predilección eran las mujeres, para hacerles comprender donde residía la preeminencia ideológica en el Congreso y la superioridad moral.
Recientemente, este hombre se ha sentido ofendido en su excelsitud, porque una Juez sevillana, la Sra. Alaya, ha expedientado a su hermano, famoso hace veinte años por sus trapisondas, acusándole ahora de alzamiento de bienes. Su Señoría el diputado "bífido" ha tratado de reverdecer sus viejos laureles de dicharachero, ha afilado su vieja lengua bífida y ha dejado caer unos infundios calumniosos contra la Juez, valiéndose de su popularidad en los medios sevillanos y por supuesto, de ser aforado. Será sinvergüenza e infame el gachó.
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