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jueves, 10 de noviembre de 2011

11-M



Probablemente el  atentado sufrido por los viajeros de los trenes de cercanías de Madrid el 11 de Marzo de 2004, que llevó a la Moncloa a Zapatero, fué la operación criminal de mayor calado, mejor organizada y más cuidadosamente mantenida en secreto, de todas las conocidas en España. Porque debió idearse  al menos un año antes de su realización. Sin embargo el siniestro equipo ejecutor, suficientemente numeroso, no dejó escapar el más ligero rumor que fuera captado por los servicios de inteligencia, siempre a lo suyo. Sus componentes actuaron moviéndose  como sombras, sin ser detectados. Una vez colocadas las cargas explosivas en los vagones debieron  mimetizarse con el paisaje y desaparecer para siempre.

En la escena del crimen aparecieron entonces otros dos equipos policiales. El primero, no tan especializado como el ejecutor, ni dirigido con tan diabólica eficacia, se dedicó, con cargo al presupuesto general del Estado, a crear pistas falsas ( una furgoneta Kangoo, atestada de piezas para entretener a los expertos, tales como algunos cartuchos de dinamita, detonadores, cintas islámicas con suras del Corán, etc, un coche Skoda , y una  bolsa deportiva llena de metralla (tuercas, tornillos, clavos) con  una carga explosiva de dinamita de la misma marca que la hallada en la furgoneta Kangoo, para no crear problemas de identificación de los explosivos,  un teléfono movil y unos cables unidos a un detonador, sueltos por el otro extremo para que el artefacto fuera inocuo.

 El segundo equipo, tomó las muestras "in situ" para su posterior investigación, aunque más tarde desaparecieron  como por arte de magia, al igual que desaparecieron en pocos días, los vagones siniestrados, en alguna fundición de la zona.

Un tercer equipo civil, formado por políticos socialistas ( Vera, Ibarra etc) y periodistas atentos a los futuros amos de la situación, se dispusieron de inmediato a generar infundios destinados a las agencias de noticias, de acuerdo con las directrices  programadas sobre la marcha por la superioridad, como Iñaki Gabilondo, quien trabajó el tema del "atentado islamista" para crispar un poco a la gente.

Al público en general se le entretuvo con la actuación abnegada de los servicios médicos , de algunos voluntarios, y de los bomberos que atendían a varios centenares de heridos, mientras se retiraban de los coches a los fallecidos. 

Los políticos de la oposición ensayaron una nueva narración de las mil y una noche, para anestesiar a la opinión pública contadas después por los bardos de la aldea cateta, que algunas veces parece España.

La historia se ha puesto de actualidad porque durante estos días el policía Jefe de los Cedax Sr. Sánchez Manzano ha sido imputado por la desaparición de pruebas, a instancias de Sindicatos policiales y Asociaciones de víctimas, que mantinen viva la llama del recuerdo del crimen. El Sr. Manzano se defiende diciendo que sus delitos, si los hubiere, han prescrito. De momento empecemos por él , depués caerán los demás y hasta es posible que un día conozcamos a los artistas del primer equipo.   

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