Cuando en la campaña electoral de 2008, el Ministro de Hacienda del Psoe, Sr. Solbes, marrullero y tramposo, mantuvo un duelo dialético en TV, con el experto economista del Partido Popular y bisoño político Sr. Pizarro, ya conocíamos la quiebra de algún banco norteamericano, las dificultades de otros bancos europeos, el asunto de hipotecas "sub-prime", así como el aumento subrepticio y silente del paro en España.
Buena parte de nuestra opinión pública, votante indefectiblemente de acuerdo con los mensajes subliminales lanzados desde la tumba por el abuelo, sindicalista y ácrata, y la opinión publicada por la mayoría de los medios escritos, subvencionados por el Gobierno y premiados con nuevas cadenas de TV, dieron la victoria al Sr. Solbes en primer lugar, y en segundo lugar, al ungido por los dioses de la progresía acelerada Zp, en las elecciones legislativas celebradas a los pocos días de la confrontación de los citados economistas.
La verborrea del Presidente se desató aún más desde entonces, si cabe. Su frases célebres constituyen una antología de la memez en estado puro. Mientras tanto, Ministros, Ministras, políticos y políticas progresistas, de todos los niveles, se dedicaban a gastar y gastar con fruición, lanzando cheques a la concurrencia en América del Sur y en África subsahariana, como los padrinos de los bautizos antiguos tiraban moneda fraccionaria y caramelos entre la chiquillería que seguía el cortejo por las calles de los pueblos.
Son innumerables las piscinas olímpicas construídas aquí y allá, los polideportivos, ¡el circo estable de Alcobendas!, los aeropuertos internacionales sin vuelos que llevarse a las pistas, las vías de alta velocidad extendidas entre capitales manchegas, dedicadas a "mover chapa" hasta ser suspendidos hace poco, los servicios de unos trenes fantasmas porque los viajeros han preferido el autobús, diez ó veinte veces más barato... Habrá que ver tanta instalación de tecnología punta, oxidada en un par de años.
La advertencia europea, americana y hasta china, de 2010, frenó en seco todos los sueños de nuestro primer estadista desde la derrota de Rocroi en el siglo XVII, acabando con sus veleidades de conseguir un tercer mandato, de introducir a Turquía en la Unión Europea, llenando de turcos la vieja Europa, y de constituir, de momento con Irán el de los misiles, la Alianza de Civilizaciones, su birrioso sueño.
Y ahora, nosotros, incluídos los del abuelo ácrata, a la cola, dispuestos a entregar a las dignas autoridades, tras en 20-N, nuestro óbolo para paliar tanto desastre. Exactamente igual que hicieron hace cincuenta y seis años los pueblerinos de la peli "Bienvenido Mr. Marshall", que recordareís todos
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