Puede pasar

En  algunas esquelas mortuorias publicadas por los periódicos, sobre todo cuando se trata de personas  pertenecientes a los mundos académico ó militar, tres cuartas partes de su superficie están ocupadas por una lista de méritos que han acumulado en vida los difuntos, y son difundidos por sus familiares deseosos de mostrar su pertenencia a la misma  estirpe del pasado a mejor vida.

España, si sigue el rumbo actual, con tantos escasos de entendederas en el puente de mando, terminará  como cualquiera de los estados africanos fallidos. Pero, eso sí, los encargados de redactar los panegíricos necrológicos correspondientes, esto es, los historiadores, producirán  listas de méritos interminables, parecidas a las relaciones  de las batallas napoleónicas esculpidas en el Arco de Triunfo de París, si bien, por supuesto, mucho más largas, concluyendo, para abreviar,  con dos etc.

Es posible que los historiadores puedan dar cuenta también, de la posterior conversión de las costas españolas e islas adyacentes en lugares de veraneo para europeos de posibles. La idea no es nueva, pero los acontecimientos más recientes parecen  hacer viable el proyecto. El interior de la Península quedaría  reservado  para los naturales del País, estimulándose entre ellos la cría de cabras que ramonearían a su gusto en ambas mesetas. Los  indígenas no aficionados al pastoreo  pasarían las horas del día a la sombra de las especies vegetales propias de cada región, discutiendo sobre los temas del crecimiento sostenible y de la memoria histórica.

Si el nuevo gobierno surgido de los comicios del 20 de Noviembre, insiste en nombrar a los miembros de los órganos del poder judicial, de acuerdo con el número de escaños obtenidos por los dos partidos mayoritarios, ya podemos ir pensando en serio en la cría de cabras, aunque siempre habrá alguien que dé la nota pensando en la producción y comercialización de cencerros y esquilas, como germen de  nuestra próxima revolución industrial.