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jueves, 8 de septiembre de 2011

Atento y vigilante

Estábamos en una clase de Literatura en el Instituto, durante la Primavera de 1944, y el profesor Sr Mohedano (don José María) nos explicaba que muchas  palabras comenzadas en español por la sílaba "al", eran de origen árabe, pues tal sílaba inicial tenía en su versión original, igual significado que el artículo "el" en nuestro idioma.

"A ver" dijo el profe "¿pueden ustedes acordarse de alguna palabra comenzada así?". Los alumnos nos estrujamos el magín y surgieron las palabras requeridas, en primer lugar, muchas a la vez: alcuza, aldea, almudema, alcázar, alhambra... después más distanciadas: alcazaba...alberca...aldaba..., y cuando parecía agotado el repertorio, surgió en el silencio una voz, que debió sonar como el ¡"eureka"! en el baño de Arquímedes, diciendo ¡"alvellana"!. Todos miramos con curiosidad al autor del hallazgo y algunos reían y hacían esos comentarios jocosos propios de los adolescentes, en tanto el muchacho, responsable del descubrimiento filológico, miraba avergonzado a uno y otro lado, como si acabara de despertar, aún no del todo espabilado  de una buena siesta.

Ayer recordé esta anécdota, cuando vimos en la pantalla de la TV a un político que se considera maestro de una dialéctica demoledora para sus adversarios políticos. Era don Pepiño, Ministro de Fomento, hoy día sin tareas específicas a causa de la crisis, razón por la cual se había desplazado con otros miembros del Gobierno, igualmente desocupados, a Turquía.

Don Pepiño, perteneciente a un auditorio de señores turcos, estaba en Ankara y había caído algunos momentos antes, en brazos de Morfeo, haciendo poco honor, esta es la verdad, al conferenciante de turno. Al despertar, miró hacia un lado y hacia otro, para ubicarse en el espacio y en el tiempo, componiendo el mismo gesto del alumno de mi historia.

Don Pepiño, mostrando su perfil de ave pacífica en el curso de su pequeña siesta, promocionando una ancestral costumbre nacional, podría servir a la oposición, en la actual campaña pre-electoral como icono de un gobierno que vigila atento nuestros intereses de ciudadanos. Gracias Pepiño. 

1 comentario:

  1. Don José Blanco dormido (seguramente porque no entendía nada) y Don Alfredo Pérez pidiendo café para no dormirse... ¡qué vergüenza de políticos!

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