Uno de los grabados mejor recordados de mis primeros libros de Historia, representa la Batalla de los Castillejos (Marruecos), y muestra al General don Juan Prim y Prats a caballo, precediendo a sus soldados (catalanes) que cargan a la bayoneta contra la morisma. El oficial portador de una bandera roja y gualda, avanza decidido con sus compañeros.
Desde la batalla de los Castillejos, librada hace un siglo y medio, han sido enterradas cuatro ò cinco generaciones de catalanes, y los sentimientos de una parte de las actuales han cambiado lo suficiente para que el espectáculo del pasado 11 de Septiembre, de la quema en Barcelona, de la misma bandera de Castillejos, retenga a una multitud, bien por el simple morbo de la cosa, o porque las llamas despierten en sus componentes sensaciones ancestrales trogloditas.
Según dicen algunos observadores de la vida catalana y más concretamente barcelonesa, el antiguo cosmopolitismo de ésta, ha desaparecido, engullido por el sentimiento cateto del nacionalismo excluyente.
Dado el victimismo perpetuo de los separatistas de Georgia, rectifico, quería decir Cataluña (al parecer de 30 a 35% de la población), me pregunto si no serían más felices en otro lugar. Sugiero desinteresadamente, un bantustán, en la misma Sudáfrica, sin problemas de espacio para seguir quemando banderas. Cretinos.
Encima este catetismo lo pagamos todos. Estoy completamente de acuerdo contigo papi: que se vayan éstos y sus amigos del norte. A tomar viento fresco!!
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