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viernes, 10 de febrero de 2012

¡Ya era hora!


Ayer fue uno de esos días especiales en los que las circunstancias obligaron a mostrar el elenco más conspicuo de personajes esperpénticos del País. Las cadenas de TV colaboraron con entusiasmo para que no decayera la fiesta, pasando una y otra vez con indisimulada fruición las declaraciones de ciertos elementos muy conocidos, sobre la opinión negativa que les merecía la expulsión de la Judicatura, del que fuera Magistrado de la Audiencia Nacional, don Baltasar Garzón, acusado de ordenar a la  Policía Judicial, en un arrebato de prepotencia,  la  escucha de las conversaciones entre los  defensores y los defendidos  en prisión por el caso de una trama corrupta, cuya instrucción llevaba el  mismo Juez. don Baltasar. 

Una vez conocido el fallo del Tribunal Supremo: once años de inhabilitación, los compañeros jueces de la Audiencia, que hasta entonces habían arropado tiernamente al ex-Juez, en sus entradas al Supremo y en las salidas de éste hasta el coche, desaparecieron de las pantallas, sin duda ocupados repentinamente con sus cosas.

En las calles frente al Palacio del Supremo  quedó un puñado de viejos republicanos con las boinas caladas hasta las cejas y sus banderas tricolores, gritando invectivas contra los Magistrados juzgadores, tachados de corruptos, en tanto coreaban el  eslogan "¡no pasarán!" como si fueran  teletransportados de los años treinta a la actualidad.

La idea más repetida entre los partidarios del ex-Juez, le hace víctima de una trama corrupta formada por  Magistrados del TS en connivencia con elementos del Partido Popular. Ni más ni menos. Su condena es intolerable, dicen algunos. Inasumible aseguran otros. ¡Los Magistrados de Supremo son todos unos fascistas! gritan los demás, entre ellos dos sujetos pertenecientes al Poder Legislativo en su calidad de diputados comunistas en el Congreso: Lara y Llamazares, que no son nadie sin una añorada URSS  allá en los confines de Europa.

El viejo Garzón marchará al extranjero, una vez concluída su tercera sentada en el banquillo y  termine de rendir cuentas de sus chapucillas, como lo hizo Antonio Pérez, secretario del Rey Felipe II, para colaborar con los autores de la Leyenda Negra. Baltasar contará sus cuitas a sus cuates del "New York Times" que siguen a estas horas cantando la balada del valle del Jarama con los espectros de la Brigada Abraham Lincoln, a ver si tergiversa un poco más la cuestión.

Por si alguien quiere oír la canción a la que se hace referencia:


http://www.youtube.com/watch?v=qI9XjWskM0w&feature=player_embedded&noredirect=1#!






1 comentario:

  1. Hola papá:
    Tengo la duda de cuál habria sido la sentencia en este caso si el "reo" no fuera Garzón. ¿Qué te parece?

    Muchos besos,
    Beatriz

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