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miércoles, 8 de febrero de 2012

Un ciudadano corriente

Ciudadano corriente que no sale de su asombro tras la lectura de la prensa

Si un ciudadano cualquiera ocupado día tras día por la rutina de su trabajo, además de atender sus asuntos domésticos, y sufrir en silencio la precaria situación de su equipo de fútbol favorito a lo largo de la temporada, sintiera de repente la necesidad de  curiosear fuera de su entorno más inmediato a través  de la prensa, no entendería gran cosa.

Por ejemplo, la actitud de los Magistrados del Tribunal Supremo que juzgan al Juez Garzón  acusado de prevaricar en  el caso de las "tumbas del franquismo",  dilapidando su tiempo y los dineros del Erario Público al dedicar varias sesiones a oír los testimonios de una serie de descendientes de víctimas del Terror blanco, algunos previamente aleccionados por la defensa del propio Juez, así como la lectura, por parte del letrado de la acusación, del auto del mismo Juez acusado, firmado hace años, negando la admisión a trámite de una denuncia hecha por familiares de las víctimas del Terror rojo. Todo ello ajeno por completo a la cosa juzgada.

O también los trabajos del Tribunal Constitucional para legalizar organizaciones del entorno terrorista vasco formadas por los mismos individuos que constituyeron una organización ilegalizada por el Tribunal de los Derechos Humanos, de Estrasburgo, con lo cual el propio Tribunal Constitucional ha franqueado el paso del Terror , no se sabe de qué color, de la factoría etarra, como quien pone una bomba-lapa  a la estructura del propio Estado.

Tampoco entendería nuestro ciudadano la actitud de este mismo Tribunal que pospone, un año tras otro y lleva siete estudiando el tema, pronunciarse sobre  la constitucionalidad de determinada Ley, promulgada por el Gobierno anterior , en virtud de la cual se pervierte la labor de la Real Academia de la Lengua tergiversando el término matrimonio y enmendando la plana a Nebrija, el primer gramático conocido  de nuestra lengua común.

Menos se explicaría aún, dados sus gustos  por la pintura de burgués de clase media , cuyo máximo nivel fue alcanzado, en su opinión, por los impresionistas franceses entre los siglos XIX y XX, las alabanzas  desde la prensa a  los trabajos, ó cosas, del pintor recientemente fallecido  Antoni Tàpies, denominadas informalistas y matéricos, así como suena. Probablemente el ciudadano en cuestión, volvería a su rutina con la sensación de no haberse perdido nada,  y a limitarse a seguir los vaivenes de su equipo favorito, aunque descienda.     

1 comentario:

  1. Hola papá: ¡pobres ciaudadanos! Menos mal que todavía queda el sentido del humor. Muchos besos y gracias,
    Beatriz

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