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lunes, 13 de febrero de 2012

De capa caída



Las palabras "sindicatos de clase", tiene la virtud de evocar, como en un holograma, las figuras de sus secretarios generales, dos auténticos caras. La del barbudo Méndez (de la Unión General de Trabajadores, de inspiración francesa) recordando a otros barbudos famosos, tales como don Karl Marx y  el cartero de Van Gogh, y la de Toxo (de Comisiones Obreras, alumbradas en su día por la luz que iluminó durante tantos años el Kremlim ) como un borroso contable de los años veinte, con sus gafas montadas al aire. Ambos sentados tras una mesa, con sendos micrófonos frente a ellos, compartiendo las frases de un discurso único que comienza uno de ellos y acaba el otro. Parecen una auténtica pareja (política) de hecho

Desde el año 2004, con el acceso a la Presidencia del Gobierno de ZP, los dos sindicalistas cayeron rendidos ante el Presidente, visiblemente prendados, tanto de su figura, de su verbo y de la accesibilidad de su pensamiento. Durante el segundo mandato del poético soñador, a partir de 2008, la simpatía y el amor tranquilo de Méndez y Toxo, se convirtieron en pasión. "Quiero que me querais" "necesito vuestro cariño" repetía una y otra vez el vate alucinado. Los sindicalistas asentían parpadeando y contando mentalmente los millones que engullían sin descanso las Centrales sindicales, procedentes de las múltiples fuentes estatales. "En una situación como la actual", decía muy serio uno de los cien mil espabilados-liberados sindicados "constituiría una grave irresponsabilidad si procediéramos a convocar una huelga general". 

Al fin, el mecenas del cheque fácil, debió dejar la Presidencia y refugiarse en un polvoriento organismo, cuya creación nadie puede precisar si fué en tiempos de Carlos III (siglo XVIII) o de Fernando VII (siglo XIX) denominado "Consejo de Estado", encargado de emitir informes de destino desconocido. De modo que los Sindicatos quedaron a la intemperie aunque manteniendo las mismas ideas, expresadas hace siglo y tres cuartos  por el Sr. Marx en su retiro londinense, en tanto sus mesnadas se sienten ansiosas de enfrentarse a la pasma.

Incapaces de hacer propuestas al Gobierno para transformar los vetustos tinglados laborales, Méndez y Toxo se limitan a tantear sus posibilidades en la calle, pensando en Grecia, no en la clásica  sino en la actual, reducida su fuerza por el paro y, por tanto, el apoyo popular, para lanzar algunas huelgas de tanteo antes de convocar una serie de generales en defensa de las  mermadas subvenciones del Estado. Porque, piensan, de perdidos al río, y a ver qué pasa.  

1 comentario:

  1. Hola papá: te voy a mandar por e-mail un articulo de opinión acerca de "estado de bienestar o fractura socila" que me ha parecido muy interesante. Defender los fondos que vas a recibir cuando te despidan no me parece tan importante como estar en un pais donde haya trabajo...Los sindicatos trabajan para los trabajadores y no para los que están en paro. Un fuerte abrazo. Beatriz

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