La Reina Isabel II, antes de ser destronada por la revolución "Gloriosa" de 1868, había vendido bienes del Patrimonio Nacional para paliar la crisis económica de turno, porque gastar más de lo ingresado, ha sido achaque muy común de nuestros queridos responsables, a lo largo de la Historia.
Un palaciego obsequioso alabó entonces el desprendimiento real, aplaudiendo el "rasgo de la Señora". Cuando se supo poco después que la Reina había ingresado en sus cuentas particulares una cuarta parte del producto de las ventas del Patrimonio, los enemigos de la Corona, repetían una y otra vez con sorna aquello de "la señora del rasgo".
Los calamitosos episodios de la Primera República pronto hicieron olvidar el asunto, y la ex-Reina vivió tranquilamente durante muchos años en París, hasta su fallecimiento en 1904, cuando el trono de España estaba a punto de ser ocupado por su nieto Alfonso XIII, o quizás había tomado ya posesión del mismo, cosa que ahora no recuerdo.
En un ataque de celos antimonárquicos, la Segunda República pretendió encausar a don Alfonso, también destronado como la abuela, en esta ocasión por los resultados particularmente extraños de unos comicios municipales. En los medios republicanos salieron a relucir historias de acciones privilegiadas cedidas por los empresarios metalúrgicos del Norte de España y otros rumores de la misma naturaleza, que quedaron en nada, cuando la República debió ocuparse de sus propios problemas, nada escasos.
Hoy declara ante un Juzgado de Palma de Mallorca el Duque de Palma, yerno del Rey don Juan Carlos nieto de Alfonso XIII. El Duque ha sido imputado por malversación de fondos públicos, falsedad documental, fraude y prevaricación.
La opinión pública informada puntualmente por los medios, de la instrucción del caso, espera abalanzarse sobre lo que quede del Duque tras el juicio, y un republicano, se entiende de la República de los Soviets (Cayo Lara, comunista) se ha congratulado de la gran labor ducal, realizada en pocos años, en beneficio de sus sueños (los de Cayo) muy superior a lo que habían conseguido hasta ahora, él y sus huestes a lo largo de toda su vida.
Hola papá: La verdad es que muchos tiene mucha "cara dura" para apropiarse de fondos públicos. Ahora el hecho de que sea el presunto ladrón un miembro de la casa real lo aprovechan los antimonárquicos. Tendrían el duque que haber tenido mucho más cuidado con sus negocios. Muchos besos. Beatriz
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