Poco más de un año antes de las elecciones legislativas de 2004, ciertos individuos de una de las corrientes ideológicas de la Federación Socialista Madrileña, se habían fijado en un Diputado a Cortes, procedente de León, un tal Rodríguez, cuya principal actividad a lo largo de los días de sesiones y plenos, consistía en sonreir a diestra y siniestra, a guardias, ujieres y compañeros, al entrar en el Congreso, o salir de él, con una amplia mueca grabada en el rostro, originada por la contracción involuntaria de los músculos risorios de Santorini.
Este Rodríguez que llevaba siempre una carpetilla bajo el brazo, y más tarde se supo vacía, no había pronunciado en los plenos de la Cámara, ni una sola palabra, ni había pertenecido a ninguna comisión, en las últimas cuatro legislaturas, limitándose a votar las propuestas de su jefe de filas, apretando diligentemente los botones indicados..
He aquí nuestro hombre, se dijeron los revuelvesalsas de la corriente ideológica. Hablaron con unos y con otros en la sede del Partido, prometiendo para un futuro inmediato, cargos, prebendas, canonjías diversas, puestos cómodos en las listas electorales cerradas, si apoyaban a su candidato, y acto seguido presentaron la candidatura de Rodríguez en el Congreso Socialista celebrado para elegir Secretario General.
Rodríguez salió victorioso, haciendo besar la lona a pesos pesados del Socialismo, previamente enfrentados gracias a la labor de zapa perpetrada por los chisgarabís de la repetida corriente ideológica.
Durante los siguientes meses, los mentores de nuestro sujeto, se preocuparon de fabricarle un perfil ideológico, haciéndole aparecer, con gran proyección mediática en todas las manifestaciones callejeras convocadas para erosionar la imagen del Partido en el Gobierno, echándole en cara su ineptitud en el manejo de la crisis del "Prestige", petrolero chipriota de treinta años de antigüedad, que naufragó al partirse por gala en dos, frente a las costas gallegas, dejándolas perdidas de chapapote y el fasto, pompa y circunstancia napoleónicas exhibidos por el Presidente Aznar para casar a su hija en el Monasterio de El Escorial, con la asistencia de todos los mandatarios occidentales del momento. Este despliegue diplomático, con tanta condecoración, bandas, chisteras y demás, y las señoras tan finas, elegantes, perfumadas y lucidas, hizo empalidecer de envidia los rostros de los pocos los mandamases socialistas asistentes, aunque les consoló saber que en aquellos precisos momentos los terroristas balcánicos procedían a medir los tiempos precisos para atentar sin dejar cabos sueltos, contra los trenes del corredor del Henares y su llegada a la Estación de Atocha.
A punto de terminar la campaña electoral tuvo lugar el atentado, y la sede del Partido en la calle Ferraz fué escenario de una actividad frenética y silenciosa para organizar: (a) las comunicaciones entre la policía traidora al Gobierno, intoxicado con toda la frialdad del mundo, bajo la dirección de un tal Vera, antiguo Secretario de Seguridad, que había cumplido una condena en la cárcel de Guadalajara por el asunto de los atentados que realizaron en Francia, policías españoles y mercenarios portugueses; (b) la participación de la Guardia Civil de Gijón (Asturias) en la preparación de los chivos expiatorios magrebíes que cargarían con la culpa de los atentados; (c) la retirada de todas las pruebas de los vagones destruídos por las explosiones, llevada a cabo por los Cedax de Álvarez del Manzano, infiel policía escurridizo que ningún juez ni fiscal consigue empapelarle, y la sustitución de tales pruebas por otras preparadas "ad hoc"; (d) la ideación de unas explicaciones plausibles sobre la razón de los atentados, asimilables por las masas, como fueron la supuesta intervención de Aznar en la guerra de Irak y la consiguiente venganza del mundo musulmán y (e) el encargo a un tal Rodolfo, experto en electrónica y tele-comunicaciones, del asedio a las sedes del Partido del Gobierno en toda España y de afear la conducta de Aznar a ser posible como muestra de la irritación de las respetables masas.
Esto se alarga y aún no aparece en esta larga historia la figura del narcisista ex-Juez Garzón. Pero mañana saldrá. Así lo espero.