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miércoles, 18 de julio de 2012

Quejosos y quejicas

La Habana que se cae

Tengo entendido que el Partido Socialista Español, en un alarde de condescendencia y magnanimidad prócer, en tiempos de Felipe González, destacó a uno de sus más conspicuos economistas para impartir sus sabios consejos a los responsables de la precaria situación cubana, una vez suspendida la ayuda prestada por la Unión Soviética al régimen de Castro.

Han pasado veinte años desde entonces, y las noticias que tenemos del desarrollo económico actual de la Perla del Caribe, pese al economista de marras, son muy poco estimulantes, a juzgar por lo que cuenta Yoani Sánchez en su blog.

Las raciones cubanas de alimentos, semanales o quincenales, medidas por gramos, recuerdan a los ya contados supervivientes de la correspondiente época española, las asignadas por la "Comisaría de Abastecimientos y Transportes" (CAT), adquiridas mediante la entrega de los cupones señalados de la cartilla previamente distribuida a la paciente población. 

A las desoladas amas de casa que salían entonces  de las tiendas, con sus menguadas raciones, el tendero, beneficiario del sistema, moviendo la cabeza de un lado a otro, les decía "¡se quejan ustedes de vicio!" 

Nuestra situación actual es bastante más compleja que la cubana, pero sus causantes pertenecen  al mismo conjunto ideológico de los líderes cubanos. De aquí que sea pertinente la pregunta dirigida a los responsables de las Autonomías rebeldes y de los partidos de izquierdas que apoyan la subversión en la calle: "¿nostalgia de las cartillas de racionamiento?" 


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