Golpe de Estado de Pavía |
Los líderes socialdemócratas españoles y sus adláteres sindicales llenan las calles con los ciudadanos afectados por las medidas de ajuste económico promovidas y aprobadas por el Gobierno para que, entre otros objetivos, intenten tomar la sede del Congreso y expulsen de sus escaños a la mayoría gubernamental, obligándola, como medida inicial, a pecnortar en la Carrera de San Jerónimo, en tanto no olvidan a los mineros del carbón, alentándoles en su labor de crear la máxima confusión posible, cortando las carreteras de Asturias, León y norte de Castilla.
Algunos políticos de la oposición deben pensar que días como los actuales constituyen la oportunidad de su vida, y les brindan la posibilidad de cumplir sus sueños, haciéndose literalmente con el Poder mediante "un golpe revolucionario" de gran estilo y creen tener la victoria al alcance de la mano.
Otros más legalistas, piden un referéndum, sin concretar el tema (salida del Euro, salida de la Unión Europea) para difuminar a don Mariano hasta la sublimación. El caso es "crear un Régimen democrático legítimo surgido de las urnas" como les encanta repetir.
Ayer, al término de otra asendereada jornada de protesta, los líderes sindicales Méndez (socialista) y Tocho (comunista), siguiendo sus impulsos naturales para reponerse de las fatigas que acompañan a todas las revoluciones, se acercaron a una cervecería y marisquería. Cuando ambos se disponían, sintiendo en sus bocas la salivación propia del caso, a diezmar sus platos de cigalas, regándolas con unas jarras de cerveza, justo en el punto de frialdad preciso, aparecieron en el local unas individuos en plan levantisco, criados a sus pechos sindicales y abortaron, en los dos líderes, la ingesta apenas iniciada, obligándoles a abandonar el campo. Es lo que tienen las revoluciones. Se sabe como empiezan. Todo lo demás, se desarrolla a su aire.
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