F. Fernán Gómez
El actor de cine que mejor sabía enfadarse, Fernando Fernán Gómez, hacía unas escenas del español colérico difícilmente mejorables, con aquellas cejas hirsutas arqueadas al máximo, los ojos echando chispas, la cara crispada, la boca entreabierta, mostrando con gesto ancestral los caninos, y el cuerpo tenso que precisaba ser sujeto por dos o tres recios mozos para evitar la muerte segura del ofensor de turno.
Hoy me gustaría enfadarme como lo hacía en la pantalla don Fernando, prácticamente con todas la autoridades españolas y, si no una espada justiciera, poder blandir ante ellas mi bastón de bambú con el firme propósito de medir las costillas a todos sus representantes.
¿Pues no se niegan los malandrines a apoyar, siquiera sea con su presencia, los actos conmemorativos del octavo centenario de la victoria obtenida por los reinos cristianos (Castilla, Navarra y Aragón) en la batalla de Las Navas de Tolosa (1212), puestos en marcha por el Ayuntamiento de La Carolina (Jaén), cuando tal victoria, todo el mundo lo sabe, significó el fin del predominio político-militar musulmán en la Península y el término de una amenaza latente durante siglos para toda Europa?
¿Pero no ven lo que hace la pérfida Albión, capaz de enviar de visita al Peñón de Gibraltar a un príncipe de la familia real, en plan de advertencia a esta encogida España, cuando un pescador de Algeciras, se atreve a pescar un triste boquerón de las aguas (robadas) de la Bahía, para dar de cenar a sus entecos churumbeles?
Y todo lo hacen las menguadas, por "el qué dirán" en las cancillerías europeas, mientras mantienen, con nuestros euros, esa estúpida "Alianza de las Civilizaciones". Memos, que son unos memos.
¿Qué tienen de extraño, a estas alturas del siglo XXI, que nadie se fíe de nosotros por no saber defender nuestros propios intereses y hasta Finlandia muestre sus remilgos por estar en nuestras cercanías europeas con temor a contaminarse de nuestras lacras?
Papá, ¡no te encolerices que provoca subida de la tensión aterial! Tú mismo lo acabas de recordar: la historia se repite. Espero que no se repitan los horrores-errores. Muchos besos y hasta pronto. Beatriz
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