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martes, 10 de julio de 2012

Nos invade el escepticismo



No sé cuándo exactamente dejé de creer en nuestros políticos. Debió ser en tiempos del sultanato de Felipe Marrullerías Porconsiguiente y de su cuate del alma Arfonso, el sevillano resentido, ansioso de ver cabalgar en asnos a la ociosa aristocracia andaluza, en un espectáculo soñado desde sus desamparadas niñez y adolescencia.

Estos dos fueron los aprendices de estadistas que aseguraron tener una visión inédita progresista para desarrollar y espabilar a España y los españoles, sacarla de sus ranciedades seculares y colocarla sobre el ancho de vía europeo.

Ambos llegados a la política, con talante oportunista una vez arrumbadas las viejas glorias refugiadas en  París, a la vista de las dificultades normales que plantea cualquier otra actividad de la vida ordinaria, dijeron sentirse ungidas y aprendieron a rodearse de multitudes enfebrecidas en imitación inconsciente de las inauguraciones de los pantanos, cronológicamente tan próximas. 

Tras la calamitosa gestión de dichos ungidos, accedió Aznar a dirigir nuestros destinos y, mientras nos reponíamos de los pasados sobresaltos, con una cosa y otra, los cuatro últimos años de mayoría absoluta, transcurrieron  desaprovechados, tan contentos de habernos conocido.

Pasó luego lo que pasó y nos vimos envueltos en la vorágine de las siete plagas de Egipto. Una vez superadas todas ellas sin que nos fuera ahorrada ninguna desgracia, nuestros actuales gobernantes, de nuevo con mayoría absoluta , nos dicen que por la tremenda no debe intentarse nada,  para no sacar a nadie de sus casillas. Es preciso que dispongamos de una de vuestras pagas extra para ir haciendo un poco de caja, sin exaltaros por una subida del IVA, absolutamente necesaria. Porque debeis  aprender a ser pobres como lo fueron vuestros abuelos y bisabuelos quienes, durante años y años no tuvieron nada en la fresquera de la cocina y supieron esperar tiempos mejores hasta ver suprimidas, un buen día, la cartilla del racionamiento. Hay que aguantar. Lo dice Bruselas.   

1 comentario:

  1. ¡¡Gracias papá!! Aunque la situación es penosa, con sentido del humor se lleva mejor, si n´, no hay quien resista la situación. Sólo los avaricioso se estarán frotando las manos con las ganancias que les reportaran nuestra deuda y la subida de las "primas" ¡Qué desolador!. Nos toca a nosotros ahora aunque durante años estos abusos de poder se han hecho en otros paises. ¡¡ÁNIMO y muchos besos!!

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