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miércoles, 4 de julio de 2012

Ahora, terrorismo fino



En la percepción popular española por lo vasco se pasó en pocos años de la visión idílica de los paisajes del dibujante José Arrue con sus neskas, chistularis, chacolí y montañas ondulantes ocupadas por sus verdes prados, al turbio escenario urbano del terrorismo, de la "lucha callejera", del asesinato alevoso o del secuestro abominable

El desarrollo de esta primera etapa, bronca, sádica y sangrienta se basó inicialmente en la actividad fanática de unas docenas de jóvenes de "buenas familias" y después en la colaboración de unos cuantos centenares de individuos más o menos patibularios, malencarados, de modales impresentables, ellos y ellas, procedentes de los estratos inferiores de la sociedad vasca, incluidos algunos retoños de familias inmigrantes de otras zonas de la España rural, que no hicieron ascos a la cosa.

La consideración distorsionada por la ignorancia de los asuntos españoles propia del inefable Presidente Zapatero y la de cinco de los Magistrados del Tribunal Constitucional, cuya dedicación a los asuntos patrios  resulta fácilmente descriptible, permitieron en una segunda etapa, el paso a la vida pública del terrorismo y de sus terminales adornadas con  el marchamo de la legalidad.

Llegados a este punto, entramos en la tercera etapa y aparece una señora de mediana edad, doña Laura Mintegui como candidata de la coalición Bildu a la presidencia de las tres provincias vascas en las elecciones del próximo año. Nacida en Navarra, escritora en vascuence y profesora de la Universidad vasca, elegida mediante designación directa por la misteriosa cúpula "abertzale" que nadie conoce, para atraer a todos los votantes posibles del Partido nacionalista vasco y de los socialistas, además de los propios, con su palabra fluída y académica, si bien utilice los mismos lugares comunes y las mentiras habituales de los de su especie, esta doña Laura se va a llevar el gato al agua, me temo, pues no se parece nada a las vulgares Nekanes de las manifestaciones reivindicando la libertad de sus hijos encerrados por su mala cabeza.

Durante los próximos meses veremos a todos los políticos, menos al señor Mayor Oreja, que tienen voz y  voto sobre el asunto, caminar entre la niebla como zombis, mientras la señora Mintegui acabará recibiendo, en su día, el bastón de mando cedido por un lacrimoso y desconcertado Patxi López. 

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