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viernes, 6 de julio de 2012

Asturias, Patria querida


Como al Emperador Bonaparte le atribuyen tantas frases célebres, es posible que fuera también el autor de aquella según la cual cuando la Historia se repite, lo hace como farsa.

Así que basado en esta apreciación supuestamente napoleónica, he dedicado esta mañana y parte de la tarde, a releer algunos textos de distintos autores sobre el mismo episodio nacional: la revolución asturiana de los mineros de Octubre de 1934. Todos ellos, los autores, coinciden en señalar los mismos hechos acontecidos y el mismo origen del levantamiento, aunque algunas de sus apreciaciones resulten diferentes, de acuerdo con sus  distintas ideologías.

La cosa empezó con el hundimiento parlamentario de los partidos de izquierda, en las segundas elecciones legislativas celebradas por la República (Noviembre de 1933) y la utilización de los mineros asturianos como fuerza de vanguardia o de choque, durante el otoño del año siguiente en el marco de una "Huelga general revolucionaria", pensada por los socialistas derrotados en las urnas, y preparada durante el verano, para extenderse a todo el País.

La farsa del "remake" asturiano actual, viene dada porque los mineros de 1934 eran 30.000 "echados al monte", bien armados por los líderes socialistas, motivados ideológicamente, y dispuestos a derribar al Estado "burgués", y ahora son unos 600 jóvenes que vuelven a casa a las horas de comer, no saben tirar con un bidón petróleo desde un puente a tres metros de altura, a una barricada incendiada, situada en una carretera, se queman, y además quieren ser subvencionados por el Estado   

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