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miércoles, 6 de junio de 2012

Pobre don Mariano




La presión que debe de estar padeciendo nuestro Presidente don Mariano Rajoy, es espantosa. Los que en tiempos del inefable Presidente Zapatero se deslizaban por el fondo del paisaje como sombras silentes en busca de la barca de Caronte, ahora hablan por los codos, todos a la vez, sean expertos en economía, simples aficionados o puros pirados como el alcalde Gordillo de Marinaleda (Sevilla). Este burgermeinster, seguidor de don Karl Marx, ha recuperado el discurso del Pol Pot  camboyano, de los años setenta, para dar a don Mariano las claves del asunto desde la Televisión venezolana y, de paso, arrimar el ascua a su sardina ideológica. Espero que la charla de Gordillo no haya llegado a oídos de don Mariano

El caso es que don Mariano debió aguantar ayer en su escaño del Senado, los nervios de un senador bisoño, muy excitado, recriminándole los recortes presupuestarios efectuados por el Gobierno en detrimento de la minería leonesa y, como recuerdo de tal maltrato, y en nombre de sus representados, quería dejarle un casco de minero. Se ignora si usado o no, porque el Senador no pudo sacarlo de una bolsa de plástico donde llevaba el artefacto. Algún periodista quiso añadir picante al suceso y mencionaba en su crónica un saquillo de carbón del Bierzo para añadir al casco como presente. Pero las fotos del caso, no apoyan tal fantasía.

¡Vaya temporada que está pasando don Mariano, y con él, nosotros!. Por si fuera poco, un comentarista francés decía ayer que "L´Espagne va devoir manger son chapeau". Lo que nos faltaba, masticar fieltro.

Todo parece como si, desde la calle, los viandantes vieran a don Mariano encaranado en la terraza de una casa de ocho pisos, y los bomberos en la acera, con su lona, fueran ora un poco hacia la izquierda, ora otro poco hacia la derecha, calculando donde puede estar la vertical del salto de don Mariano hacia la intervención.   

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