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miércoles, 13 de junio de 2012

Lucha contra la corrosión

Nave espacial Nostromo

La nave espacial de carga "Nostromo" (en la película "Alien" de Ridley Scott, 1979) marcha hacia la Tierra en una de sus travesías de rutina, pero la enorme computadora de a bordo ("Madre") hace cambiar el rumbo de la nave hasta un planeta perteneciente a otro sistema solar.

Este planeta es explorado por tres o cuatro miembros de la tripulación del "Nostromo". Vueltos a la nave, uno de ellos que había sido contaminado accidentalmente, se convierte en portador sin saberlo, de un bicho extraterrestre, extraordinariamente agresivo, capaz de crecer con rapidez una vez fuera del portador, transformándose en una cosa repelente. con muchas patas y una dentadura de espanto. Este bicho, se adueña de la nave y aniquila a la tripulación, salvo a la heroína, teniente Ripley.

El caso es que en su lucha el monstruo segrega una salivilla muy corrosiva de efectos devastadores en las piezas metálicas del "Nostromo". Basta una gota caída de sus fauces al suelo de cualquier pasillo de la nave para horadar las tres o cuatro plantas existentes debajo, dando lugar a unos boquetes de bordes humeantes, nada tranquilizadores.

Pues bien, el poder corrosivo de la saliva del alienígena, es semejante al ejercido en España por las dos Autonomías vasca y catalana, cuyos proyectos de futuro y de convivencia, muy semejantes a los del monstruo del cuento, han consistido en corroer las estructuras del Estado e infestar, la primera a Navarra y al Condado de Treviño, en tanto que la segunda trata de hacerlo con los llamados, en un ejercicio de exacerbación nacionalista,  "países catalanes".

Dirigidas por unos políticos mediocres, ambas Autonomías han sido capaces de potenciar los defectos más perversos de sus ciudadanos, hasta el punto de convertirlos en chusmas de baja estofa en los estadios de fútbol.

Contra estas chumas el Partido del Gobierno quiere enviar a un guardia municipal sin entrenamiento y sin los reflejos de la teniente Ripley, para que desde el centro del campo lea sus derechos ciudadanos a los componentes de dichas chusmas, antes de recluirlas, convenientemente estabuladas, en los calabozos de los Juzgados de la Plaza de Castilla de Madrid. Es su manera de encarar la lucha contra la corrosión.

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