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viernes, 20 de abril de 2012

Cerebros


No puedo imaginar a don Miguel de Unamuno (1866-1936), filósofo, ensayista. catedrático y rector de la Universidad de Salamanca permaneciendo impasible y silencioso, una vez oídas  palabras como las del Secretario General Adjunto de la OCDE, que citaba ayer.

Don Miguel fue uno de esos personajes que dieron un tono intelectual inconfundible a su época y constituyó una especie de conciencia de la sociedad de su tiempo. Una voz como la suya, a ser posible multiplicada por diez, si fuera posible, es la que hoy echamos en falta, surgida de una Universidad mínimamente independiente.

Las catorce Universidades existentes al término del siglo XIX, habían aumentado hasta treinta y cinco hace veinte años, y desde entonces, contando públicas y privadas su número asciende hoy a setenta y cinco. Me temo que no existan los suficientes cerebros preclaros en nuestro País para poblar convenientemente tantos claustros.

Tendremos que contentarnos con mucho menos. Ayer, por ejemplo, una señora que fue Ministra y Vicepresidenta con el origen humano de nuestras actuales dificultades, llamada doña María Teresa Fernández de la Vega, opositora del Gobierno actual  auténtico cirujano de hierro, nos regaló con una perla procedente de su cacúmen, señalando cómo las restricciones  y recortes económicas actuales, recuerdan a la efectuadas en su día por el réprobo Adolf Hitler en su ascenso al poder, y todos sabemos el fin que tuvo aquello, concluyó la señora Tere. Notable aportación histórica de carácter comparativo, y fino análisis político del momento, el de la antigua Ministra, es preciso reconocerlo.

Otras circunvoluciones cerebrales que están echando chispas en la actualidad, pertenecen al Tribuno de la Plebe Cayo, portavoz de la nueva generación de los republicanos españoles que reclama un cambio de Régimen. ¿Razones? El Tribuno Cayo no facilita ninguna, quizás porque, dicho con todo respeto, le falte alguna lectura. De cualquier forma, siendo Cayo antiguo labrador, natural de Argamasilla de Alba, por tanto azoriniano y cervantino de nacimiento, me cae bien.          


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