Ciertos políticos socialistas españoles que quieren sentirse ajenos a su derrota electoral, y a la realidad del desastre nacional dejado como herencia al siguiente Gobierno, tales como los señores Jaúregui y Guerra (don Alfonso), recuerdan a los robots antropomórficos de las películas, pugnando por levantarse para continuar la lucha, aunque pierdan resortes, tornillos, circuitos electrónicos miniaturizados y fluídos amortiguadores por sus múltiples perforaciones de la carcasa, constituyendo ya patéticos montones de chatarra.
A juzgar por las palabras que pronunciaron ayer los citados socialistas a propósito del futuro del Valle de los Caídos, son entes que carencen de empatía, desconocedores de los sentimientos de la gente, con una concepción del mundo exclusiva e impermeable, pues empieza y termina en ellos mismos, sin conceder un adarme de razón al cuadro de valores de sus adversarios.
Un político italiano dió en la diana cuando dijo de su conjunto que, en ellos, "manca finezza", porque, en efecto, les falta finura y su visión de las cosas tan solo tiene dos dimensiones, como la de los lenguados en el mar.
Veamos la última ocurrencia de los citados sujetos, anunciada veinte días antes de abandonar sus cargos (1). El memorial dedicado a todos los combatientes muertos durante la guerra civil, integrado por una basílica subterránea bajo una gran cruz y un convento de monjes benedictinos, cuidadores de conjunto, quieren transformarlo en un lugar de "oración zen", ya que, desgraciadamente, el mundo no comprendería su voladura, y la Unesco protestaría como lo hizo con ocasión de la destrucción de las estatuas gigantescas de Buda por los talibanes en Afganistán.
Propio de la astucia chantajista de estos socialistas, es dejar el asunto en manos del nuevo Gobierno del Partido Popular."Si lo dejais pasar sin hacer nada, sois unos fascistas amigos de Franco y de sus generales genocidas, de modo que debeis hacer lo que nosotros digamos, en nombre, claro está, de la democracia que representamos nosotros"
A estos socialistas no les importan las adhesiones sentimentales de una buena parte de la población, hacia el monumento, ni la indiferencia condescendiente de las nuevas generaciones, lo importante es, por lo visto, complacer a unos cuantos centenares de vegetarianos, y "perroflautas", amigos de los jaúreguis y de los guerra que exigen un lugar para encontrarse consigo mismos y profundizar en el espíritu zen. Serán cretinos...
(1) El Sr Jaúregui cesará en breve como Ministro y Guerra iniciará su octava legislatura como diputado en las Cortes, sin haber preparado discurso o informe alguno en beneficio de los contribuyentes.