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miércoles, 24 de agosto de 2011

Ensayo para un epitafio



Con sus desquiciadas iniciativas el Presidente ZP siempre persiguió asombrar a la ciudadanía, aturdiéndola con sus ocurrencias de adolescente narcisista.

Inicialmente pretendió desempeñar el papel de árbitro de la situación mundial reprobando, con falso gesto antibelicista, la intervención internacional en Irak, en tanto afeó en Túnez la conducta del Presidente Bush y, de paso, la de su antecesor y pesadilla Aznar.

Su afán exhibicionista le llevó a ser el primero, entre los Presidentes europeos, en hacer aprobar mediante el correspondiente referéndum, la Constitución Europea, un tanto sectaria y desangelada, y exhortó a sus partidarios para que le siguieran , pues se proponía conducirles "hasta el corazón de Europa", víscera cuya ubicación  siempre ha desconocido, como es sabido y notorio, pues desconocía la de España, según confesión propia.

Ensayó, despechado, una política de apadrinamiento de algunos países hispanoamericanos, soñando con ser una alternativa a los EE.UU. de Bush, sin convencer a nadie y menos a los supuestamente protegidos, que le tuvieron desde entonces como hombre de pocas luces.

Quiso lanzarse impetuoso en brazos del Presidente Obama, pero éste le mantuvo alejado a una prudente distancia, y entonces el ingrato americano prefirió cantar las alabanzas de la Córdoba califal, con gran éxito, ante un auditorio musulmán, creo que en Turquía

Hoy día tiene intervenida la gestión económica de su País por Alemania y Francia, y procede a seguir un calendario de actividades reformistas, establecido por la Unión Europea.

Tan solo le queda una esperanza, obtener unos cuantos bidones de crudo, toda vez que ha contribuído a vencer al pintoresco Gadafi de Libia.

1 comentario:

  1. Gracias papá. Espero que paséis un día memrable juntos. Estamos con vosotros en alma. Un abrazo. Beatriz

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