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domingo, 14 de agosto de 2011

Disturbios



La gente común de Inglaterra ha quedado estupefacta, con la taza de té  en el aire, preguntándose  el porqué de lo ocurrido en su amada Isla, y cómo es posible un estallido de cólera tan insospechado, acompañado de incendios vandálicos y saqueos de comercios y almacenes, durante cuatro noches y tres días consecutivos en Londres, Liverpool, Manchester y otras ciudades industriales.

El Primer Ministro, David Cameron ha señalado como causa de los disturbios a la pérdida de los valores morales en determinados estratos de la población. En mi opinión esta parece ser una apreciación de urgencia, que suena en exceso a disculpa, remitiendo el asunto a cuestiones imponderables.

En mi opinión la cosa es mucho más compleja y no basta con apuntar como culpables a los jamaicanos de raza negra, arrinconados sin posibilidades de futuro, ó a blancos marginados, componentes del lumpen, todos discriminados por una estirada sociedad británica, probablemente inexistente.

 Para explicar semejante sarpullido social, los sociólogos ingleses, también en mi modesta opinión, deberán detectar la existencia de causas poco advertidas, como las nuevas costumbres desarrolladas subrepticiamente al abrigo de una legislación aplicada sobre cuestiones en apariencia inconexas, laborales, educativas, inmigratorias, raciales, de protección social, etc, positivas por separado, pero  que, en su interacción,  pueden dar lugar a situaciones indeseables, como les ocurre a los chicos dueños de cajas de Química regaladas por sus papás. A más de uno de estos niños les ha explotado la mezcla de sustancias, dejándoles las caras ennegrecidas con expresiones de sobresalto, por desconocer lo que tienen entre manos.  

2 comentarios:

  1. Uno de los principales problemas es que hemos enseñado a los niños todo sobre sus derechos y nada sobre sus obligaciones. Y cuando esos niños crecen, se convierten en jóvenes que no tienen ninguna responsabilidad.

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  2. Estoy completamente de acuerdo, Isa.
    Y puede que también sean un producto de una sociedad acomplejada.
    Muchísimos besos para everybody.

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