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jueves, 4 de agosto de 2011

Aficionados (1)



Hace unos cuarenta y cinco años me pareció que la cisterna del baño de nuestra primera casa en Madrid, parecía sujeta a la pared, un tanto en precario. Para evitar cualquier posible accidente, y antes de lamentarlo demasiado tarde, decidí fijar más sólidamente el depósito en cuestión.

Procedí a descolgar la cisterna, y mediante una taladradora movida a mano, al parecer el último grito de la tecnología polaca de la época, quise hacer dos pares de orificios en la pared separados por la distancia conveniente, que me permitiera introducir los clavos de sujeción de dos bonitas escuadras de fundición, preparadas al efecto y sobre las que finalmente descansaría la cisterna. 

Creo que fué en el curso de la tercera perforación, cuando taladré, además de la pared, el tubo de alimentación  de la cisterna. El chorro de agua apenas perceptible, salía a bastante presión  de la pared perforada y en seguida se hizo visible en la pared opuesta del baño.

En un momento de inspiración, cerré la llave de paso y acto seguido, rompiendo un par de rasillas puse al descubierto el tubo manantial. Entonces debí "reportarme" a mí mismo los daños originados hasta el momento, como decían mis hijos Carlos de ocho años y Luis de siete, testigos de estropicio y aficionados a las aventuras de submarino "Sea view" de la TV. Según ellos, cada choque del sumergible en las profundidades oceánicas, eran indefectiblemente seguido por la frase "reporten daños" pronunciada por su capitán.

El cierre del pequeño orificio causado por la taladradora polaca en el tubo de plomo, víctima de mi incompetencia, que intenté con estaño, utilizando un soplete alimentado con "camping  gas", resultó imposible. Fué preciso proceder a un recurso heroico: seccionar el tubo herido a la altura del orificio y hacer girar ambos extremos resultantes hacia el exterior de la pared, uniéndolos con un tercer segmento de tubo, de un diámetro ligeramente mayor, en forma de U.

Para que las uniones del tubo añadido a uno y otro lado del seccionado no filtraran agua, fueron necesarias de ocho a diez sesiones  diarias de 2-3 horas, de duros trabajos de soldadura, a los que se habían unido ya a estas alturas, Carlos y Luis, como aguerridos ayudantes.

Una vez adecentada la pared  rota, quedaba al descubierto el insólito tubo en U, saliendo de aquella y entrando en la misma a cinco o seis cm. de distancia, si bien colocada "in situ" la cisterna, por cierto con las sujeciones iniciales, motivo de nuestra incursión por los campos de la fontanería, la U quedaba al margen de preguntas impertinentes y oculta a la mirada de los curiosos. De todos menos de la de un fontanero profesional, quien debió retirar la cisterna  muchos años después de haber permanecido guardando celosamente nuestro secreto de torpes aficionados al noble oficio. La cara del fontanero tratando de entender aquel añadido plúmbeo al circuito normal de agua de nuestro domicilio hubiera sido digna de ser inmortalizada por la pluma de un Rembrant ocasional. Algo debió explicarle Josefina al operario, pero tengo para mí que el hombre no consiguió hacerse una idea muy clara del tema.

Con este incidente casero quería haber introducido ciertas consideraciones sobre los políticos economistas aficionados, que nos están llevando a la ruina. Pero esto se hace largo y corro el riesgo de que mi cuñado Gregorio de Valladolid, no lo lea. Así que es mejor dejar la continuación del asunto para mañana.  

4 comentarios:

  1. Me acuerdo muy bien de aquella temporada en la que los chicos y tú os metíais en el baño para "arreglarlo". Pero el inepto que tenemos dirigiendo el país "trabaja" para su propia gloria, y ni siquiera sabe que no sabe lo que hace

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  2. Pues yo también lo recuerdo. No podíamos ni hablarte de lo concentrado que estabas con la tarea de fontanero. Pero tu le ponías interés,dedicación y esfuerzo al asunto....y me parece que en este caso los aficionados no aportan nada mas que el rostro caradura, porque ni conocimiento ni nada de nada. Mientras los especuladores (que viven de ello), haciendo su agosto (nunca mejor dicho).
    Muchos, michos besos a todos!!!

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  3. Hola abuelo!
    Marina y yo lo acabamos de leer y nos ha hecho mucha gracia!
    Un beso virtual y ahora te damos otro de verdad!

    Marina y Laura

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  4. Josefina Villanueva5 de agosto de 2011, 17:46

    Yo también me acuerdo.¡Dios mío! si hasta soñaba con un fontanero,dónde encontrarlo y cómo traerlo a nuestra casa. Fue una experincia muy muy fuerte, solo los hombres de la familia opinaban y decidían. Ahora al recordarlo,nos reimos. Pero yo de verdad lo pase muy mal. Mamá

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