El robusto europeo de Norte, de reconocido y sólido prestigio económico, golpea con su índice derecho, la solapa del enteco europeo del Sur, le conmina a poner orden y concierto en su maltrecha hacienda sureña y a proceder al cese inmediato de las impetuosas corrientes de dineros públicos desbordadas hacia lo desconocido, sin dejar huellas (contables), comprometiendo el futuro de los demás socios europeos norteños a causa de la mala praxis del alfeñique sureño.
El europeo del Sur se muestra contrito y cabizbajo, retorciendo entre las manos su sombrero, ante la reprobadora mirada del europeo del Norte, jurándole por la gloria de su madre que nunca jamás volverá a incurrir en su enojo, y como muestra de su sinceridad, recorta los sueldos a unos cuantos funcionarios y las pensiones a otros tantos jubilados a su alcance, que dejan escapar un débil quejido apenas audible.
No obstante, el ruido de las citadas torrenteras no cede y otro europeo de Norte no menos fornido que el primero, se remueve inquieto en su sillón del Banco Europeo. "José Luis" le dice al mismo europeo del Sur, con voz que no admite réplica, "modifica la Constitución de tu País, para prohibir su endeudamiento por encima de tus ingresos fiscales".
José Luis se dispone a obedecer, porque su último deseo es pasar a la Historia como un estadista preclaro e independiente, que sacrificó sus convicciones en aras de un acendrado patriotismo, a ver si cuela, y decide llevar a cabo las reformas sugeridas, sin que nadie se entere.
Entonces, del humus patrio, se levantan los sindicatos impelidos por la indignación que les embarga, ante la amenaza que aletea siniestra sobre su financiación, los nacionalistas recelosos de una posible sequía de los manantiales centralistas, los indignados propiamente dichos, que temen el cese de la subvenciomes ministeriales del Interior, los Jueces por la Democracia, gimientes ante una dolorosa evaporación de jugosos nombranientos, y por último los herederos de los asistentes al Patio de Monipodio sevillano muestran su desacuerdo, reunidos en otro patio madrileño, en un "revival" homenaje a sus ancestros, tal como muestra la foto.
En fin, y nunca mejor dicho, así está el patio.