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viernes, 22 de julio de 2011

Propaganda


Volviendo a casa desde el Colegio Helmántico de Salamanca, durante el segundo año de la Guerra Civil, seguramente pensando, con rencor, en los tiempos gramaticales de los siniestros verbos regulares e irregulares a los que odiaba, me llamó la atención un cartel pegado por los Servicios de Prensa y Propaganda del Nuevo Régimen, entre la Calle del Grillo y el Paseo de Canalejas.

Recuerdo bien aquel cartel, donde un personaje enorme, como Gulliver, vestido al estilo de los combatientes nacionales, provisto de una gran escoba, barría a una serie de enanitos que huían despavoridos del soldado, si bien eran alcanzados por la retama del escobón manejado por el militar, hasta el punto de dar algunos volteretas en el aire

Todos los enanitos estaban identificados mediante los consiguientes letreros colocados a un lado de las pequeñas figuras, que decían: "estraperlista", "masón", "emboscado", etc. El letrero más impactante fué, para mí, el del enano definido como "politicastro". La palabra, que leía por primera vez en mi vida, quedó grabada para siempre en mi memoria desde aquel día salmantino

Ayer volví a recordar el término despreciativo, cuando repasaba la Historia de la Segunda República y del Frente Popular, porque si bien los "politicastros" siempre han existido, al menos que yo recuerde, desde el reinado de Fernando VII, la especie se multiplicó en progresión geométrica entre los rectores de la cosa pública desde que el pobre don Miguel se marchó a París para morir allí.

2 comentarios:

  1. Imagino lo impactante que debió ser para un niño la vista de ese cartel.
    ¡Qué bonito has dejado el perfil! Me encanta la foto.
    Besos

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  2. Muchos besos desde tierras mexicanas!!
    Y si, está bien chulo el perfil.
    Cuidaos mucho!!

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