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domingo, 10 de julio de 2011

El candidato



En nuestro mundo periodístico, existe una cierta tendencia al morbo. Me refiero en concreto a la reiteración obsesiva y desmedida mostrada por los periódicos, acompañados en esta ocasión por las cadenas de radio y TV, hacia la figura del ex-vicepresidente y ex- ministro del Interior, por lo que dice y no dice en sus mítines, donde discursea como candidato socialista a la presidencia, en los comicios que se celebrarán en un plazo máximo de ocho meses.
¿Y por qué esta obsesión? Después de todo se trata de un político añosillo él, y un tanto enteco, poco atractivo, sin gancho, que ha puesto su toque personal en media docena de asuntos turbios, desarrollados al final del felipismo y en otros del extinto zapaterismo.
Sencillamente por el morbo que emana el personaje. Ha comenzado con su nombramiento como candidato arrancado a la fuerza a Zapatero, dejando en la cuneta a la pardilla Carme Chacón, por cierto, librándonos a todos por un pelo de verla entregada a una llantina, con ocasión de su renuncia televisada a la candidatura en las mismas legislativas citadas, por cierto sin haber tenido ocasión de postularse como candidato. Fué un empujón de Rubalcaba.
Todo el mundo sospecha que Rubalcaba utilizará sus trucos a lo largo y al final de la campaña electoral. Se supone que echará mano de su ascendiente en una parte de la policia, la adicta a su persona desde las explosiones de Atocha, y de su enorme capacidad marrullera.
Para él, su oponente el candidato Rajoy no es hoy más que un pequeño incidente en su carrera. Ahora su objetivo es el Partido Socialista, más adelante con las hordas del 15-M, tiene cuatro años para desplegar las triquiñuelas denominadas por él mismo política, y volver loco a Rajoy.
Me extraña que en sus discursos no haya mencionado el reparto de los bienes de la Iglesia, además de quitarles la leontina y el puro a los banqueros, porque este argumento no falla para encandilar a sus masas adictas.

1 comentario:

  1. No dejó en la "cuneta" a la Chacón: la compró, regalando a su marido la cuenta publicitaria de la Lotería Nacional.
    ¡Vaya tropa!

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