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lunes, 4 de julio de 2011

Nuestra tez

Penélope Cruz, actriz española nacida en Alcobendas, Madrid (1974)




Cuando frecuentamos, hace cinco o seis años, las aulas de la Universidad de Elche, Josefina y yo iniciamos un trabajo sobre la evolución numérica de la población peninsular, a lo largo de los nueve siglos que duró la Reconquista de Al-Andalus (Siglos VII al XV) desde Covadonga y los Pirineos orientales hasta Granada.


Según nuestras pesquisas el aumento anual de la población sumadas las fracciones cristiana y musulmana, teniendo en cuenta las cifras totales iniciales y finales (de 7,2 millones en 450 a 8,3 millones en 1450) : es muy escaso, cosa lógica si se tienen en cuenta la dureza de aquellos tiempos.


El caso es que ayer quise reiniciar aquel estudio sirviéndome de Internet y, navegando de un lado a otro, tropecé con una divertidas apreciaciones de un inglés sobre los estereotipos mantenidos por los británicos referidos a los españoles y sus discusiones se extienderon a nuestra tez, sin ponerse de acuerdo: "Los españoles no son blancos", aseguraba uno, "¡como que no!", decía otro. "Son caucásicos, como todos los europeos". "La tez de los españoles se oscurece de norte a sur de la península", añadía un tercero. "Y ¿qué me dicen de Penélope Cruz?" planteaba un tío astuto, "no es blanca, observen su nariz y sus labios, parece siria ó jordana"; en fin, un autentico guirigay británico.


Hoy día, el inicio de nuestra historia como pueblo, se está escribiendo a golpes de pico y pala en Atapuerca (Burgos) donde se han encontrado restos humanos de un millón de años de antigüedad.


Por lo demás desde que fué conquistada la Península por los musulmanes, a estos lares tan solo llegaron aguerridos y feroces guerreros, descontando los primeros acompañando a Tarik y el moro Muza, vinieron después almohades, más tarde almorávides y, finalmente benimerines, todos ellos, o casi todos, vueltos a su tierra, una vez concluída su misión, aunque no se pueda descartar que alguno quedara, más o menos prendado por alguna moza hispanomusulmana. Poca cosa en la práctica, si consideramos que pasaran en total el Estrecho 400.000 ó 500.000 combatientes, frente a los millones de nativos correpondientes en cada momento de su llegada.


En resúmen, poco debió cambiar el tono de la piel de los hispanos desde el inicio de la Reconquista hasta que Boabdil "el chico" último Rey de Granada, pasó al Magreb obligado, sollozando, seguido por las imprecaciones de su señora madre.

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