Universidad de Salamaca -fachada-
Una de las más conocidas historietas sobre los discursos electorales y sus promesas, es la del candidato que ofreció a sus oyentes en cierta villa, la construcción de un puente. Una voz surgida de la multitud apuntó con cierta timidez, tanteando el asunto: "pero si aquí no tenemos río..." y el candidato, ya enardecido exclamó "¡pues traemos también el río!"
Durante los últimos veinte años, los candidatos a las sucesivas elecciones municipales y regionales de España, han debido prometer muchos "puentes" y muchos "ríos", porque de otra forma no se explica cómo en tan breve plazo se haya duplicado el número de universidades española, pasando de 35 a 70, teniendo en cuenta además que la creación del primer conjunto de centros docentes superiores se prolongó casi 800 años.
Todo indica que los políticos se limitaron a prometer durante sus campañas electorales, la construcción de centros superiores de enseñanza a la vuelta de cada esquina, como organismos expendedores de títulos para los retoños de sus oyentes, sin tener una idea muy cabal del papel de la Universidad en la sociedad actual.
Llegados los duros tiempos de los recortes presupuestarios y de los sacrificios, muchas miradas se han dirigido a la parcela de la enseñanza superior constituida por tantas universidades públicas inoperantes, irrelevantes, y desconocidas unos pocos kilómetros más allá de sus campus, financiadas a duras penas por las Comunidades Autónomas, es decir por la gente común.
La calidad humana de los claustros (procedentes en su mayor parte de las "canteras" locales) de estas nuevas universidades, quedaría definida, en mi opinión, a través de la respuesta que dio recientemente uno de los nuevos rectores a los que abogan por la supresión de unas cuantas perfectamente prescindibles: "¡decir que sobran universidades es antisocial!"
¿Qué concepto tendrá el Magnífico Rector de la Universidad? ¿que es semejante a una guardería o una biblioteca pública?
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