El presidente Zapatero antes de alcanzar los 5,5 millones de parados
Stephen Pile fundó en Londres hace algunos años, el "Club de los Ineptos", y pasaron varias semanas desde su inauguración, sin conseguir ni un solo socio, viéndose Pile obligado, en consecuencia, a clausurar su Club.
Entonces escribió un libro ("El libro de los fracasos heroicos") para consolarse del fiasco del Club. Pile publica ahora la versión española (Alba Editorial) de su libro, de la que se hace eco "La Gaceta" con una amplia recensión, donde se recogen algunos casos antológicos de personajes ineptos. No me resisto a transcribir algunos.
El primero es el de Thomas Nuttal, "el peor explorador del mundo", botánico y herbolario de la primera mitad del XIX, perdido un día recogiendo plantas desconocidas en el Noroeste americano. Absolutamente desorientado, pasó tres jornadas huyendo de sus compañeros que pretendían rescatarle porque les tomó por indios salvajes y feroces. Thomas caminó en el curso de su huida en círculo, y tuvo la suerte de darse de bruces con el campamento y con sus compañeros, circunstancia que le salvó la vida.
El segundo caso es el del "peor autor teatral del mundo", Florence Foster, también del siglo XIX, cuya incapacidad para la síntesis le llevó a escribir una obra casi interminable. Cuando habían transcurrido ocho horas del inicio de la representación, los tramoyistas decidieron bajar el telón por las buenas y rogar a los cuatro o cinco somnolientos espectadores del patio de butacas, que salieran del teatro para oxigenarse un poco. Foster no tuvo ocasión de lucir su arte en una segunda representación.
Finalmente, apuntaré un caso más de la larga serie recogida por Pile. Recuerda éste al "peor actor del mundo" Robert Romeo Coates, del siglo XVIII, quien paradójicamente se moría muy bien en escena, arrancando grandes ovaciones del respetable, lo cual le movía a iniciar la escena, repitiendo sus estertores, para volverse a morir de nuevo.
No sé si La Gaceta ha querido recordarnos a sus lectores a "la mayor calamidad política del mundo", es decir, al autor de la frase: "tenemos el sistema bancario mas firme del mundo", por cierto, hoy agonizante (el sistema) que mira asustado a sus clientes rogándoles, bañado en lágrimas, como Juliette Greco: "ne me quitte pas"
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