Torero en apuros
La mayoría de los ciudadanos nunca hemos tenido un libro de Economía entre las manos, ni siquiera de divulgación sobre los conocimientos más elementales de la ciencia económica. Se puede decir que hasta ahora los índices de las Bolsas, nos traían al fresco y no digamos nada de los indicadores macroeconómicos.
De repente nos encontramos ignorantes, desorientados y temerosos, sin saber lo que nos pasa, siguiendo los acontecimientos con aprensión, una vez eliminados de nuestro horizonte mental la polvoreda interesada añadida por unos y por otros, cuando tienen lugar los hechos, incluídos el aumento del coste de la energía eléctrica y la subida de los precios de los carburantes.
Los políticos que nos gobiernan, se afanan, yendo de un lado a otro para tratar de parchear los estropicios de la nave del Estado, girando desarbolada entre los arrecifes y bajíos de la costa económico-financiera, recibiendo ocasionalmente algún golpe del mar proceloso que nos rodea y nos arrastra otra vez hacia las traidoras rocas, sufriendo un nuevo boquete, mayor que el precedente.
Entonces los políticos responsables, con la cara tensa y la mirada perdida, nos aseguran a los ciudadanos, desde las pantallas de la TV, que no pasa nada y que la situación, incómoda de momento, está bajo control, diciéndonos también aquello de que España es una gran Nación. Así que no asustarse.
Los políticos opositores, irresponsables por naturaleza, viven con deleite su papel de malvados, sonríen con ironía, y procuran hacer más penosa, con sus malévolas insinuaciones, la labor de los responsables del Gobierno.
Recuerdan a los aficionados de cualquier plaza de toros que ocupan el tendido de "la cátedra" y entre improperios, denuestos y admoniciones, gritan al novillero un poco verde, puestos en pie, diciéndole con el puro habano entre los dientes, que el toro ya no tiene más pases por la izquierda: "¡a ver si te enteras, pasmao! ¿es que no lo ves?"
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