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martes, 15 de mayo de 2012

Las revoluciones no son lo que eran



La revolución estudiantil de Mayo del 68, que tuvo como escenario las calles de París constituyó, en mi opinión, un simple empacho de Delacroix (sentirse "pueblo" conducido a través de las barricadas por la "Libertad",queda muy heroico). Aquella revolución careció de consecuencias, al menos inmediatas, porque una cosa es estar harto de las lecciones magistrales impartidas, con toda la prosopopeya, por unos plastas profesores de Universidad y otra expresar un pensamiento político coherente, al margen de algún dicho más  o menos ingeniosos ("mundo, párate que me bajo") anclado después en la memoria colectiva.

"Nuestros" revolucionarios de primavera, del movimiento 15-M, pese  haber sido muy imitados por ahí fuera (aunque en París su asamblea no duró ni quince minutos en manos de la Gendarmería) no solo no consiguieron para la posteridad una frase imperecedera, sino únicamente acumular unas cuantas toneladas de basuras, en una acampada impresentable.

La violencia implícita de los "amotinados" ejercida al sentar sus reales en aquel aduar de la Puerta del Sol el año pasado, quizás despertara en Rubalcaba, entonces Viceprimer Ministro y Ministro del Interior, y ahora aburrido líder de la oposición, la posibilidad de valerse de aquellos jóvenes para alguna de sus jugadas. Pero el hecho de que una de las primeras reivindicaciones planteadas por los" indignados", fuera la obligación de los partidos de presentar listas abiertas en todos los comicios, debió enfriar los ánimos de don Alfredo.

Curiosamente, este año no han sacado a relucir el asunto de las listas abiertas (lo cual, según creo, es un indicio de la infiltración del movimiento) pese a constituir una de las pocas posibilidades de dar seriedad a las elecciones, airear la atmósfera de los partidos y dignificar la vida política nacional.

En esta ocasión las quejas han sido dirigidas contra los recortes presupuestarios del Gobierno (ayer, un bárbaro sonriente exhibía entre la multitud un cartel donde se leía : "ellos con sus recortes, nosotros utilizaremos la guillotina") y la pérdida del Estado de Bienestar.

No hace mucho, oí en la TV, que los fondos europeos de compensación derramados sobre estos pagos superan, en moneda constante, a la ayuda americana que obtuvieron los países europeos occidentales al amparo del Plan Marshall. después de la Segunda Guerra Mundial. Estoy por creerlo. Por lo menos, los lugareños del "Bienvenido" de Berlanga, se habrán hartado por una vez en su vida.    

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