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jueves, 19 de enero de 2012

Las tramas


Garzón, sin su toga, ante los Jueces                                          

Hemos visto juicios divertidos, por ejemplo el de la película "La costilla de Adán", otros trágicos como el del film "Matar un ruiseñor", y muchos otros más, clasificables en distintas categorías, pero ninguno tan tonto parecido al del Juez, Su Ex-Señoría, don Baltasar Garzón,  suspendido en sus funciones hace más de un año, que se presenta ante sus Jueces revestido con su túnica, sus puñetas y placa, aunque debió despojarse de estos atavíos judiciales ante las cámaras de TV, a requerimientos del Presidente del Tribunal, como le pasó al capitán Dreiffus a la vista de todo el mundo, cuando le degradaron en París. 

Don Baltasar es juzgado estos días por infringir el precepto constitucional según el cual las conversaciones de los abogados defensores mantenidas con presuntos delincuentes detenidos, son confidenciables e inviolables. Pero don Baltasar, de suyo jaque, siempre ha sentido que la Ley es cosa propia, de manera que al seguir la causa  de cierta trama de corrupciones diversas, no se paró en barras y ordenó a la policía judicial, la escucha  de los diálogos mantenidos entre los detenidos por organizar dicha trama con sus abogados.

El perverso Juez admite tanto haber dado sus órdenes a la policía, como el conocimiento de las cintas grabadas y de las distintas transcripciones de las conversaciones, si bien aduce en su disculpa que perseguía otra subtrama de fuga de capitales hacia paraísos fiscales y blanqueo de dinero, es decir que el fin perseguido por don Baltasar justificaría sus beatíficos medios. 

En respuesta al acoso de sus acusadores (las fiscales del caso, se han mantenido en un discreto silencio porque, a su vez, forman parte de la trama judicial afecta a don Baltasar, aquí todo son tramas, como se ve) se defiende el inculpado bueno, asegurando que la policía tomaba nota  de lo dicho  por los inculpados malos, en tanto que al oír las voces de los abogados defensores suspendían castamente la escucha. En consecuencia, don Baltasar solamente tenía conocimiento como Juez instructor de los soliloquios ó monólogos de los malos.

Don Baltasar afirma que en la redacción de la instrucción  no tuvo en cuenta, para nada, sus conocimientos  de las escuchas y lo dice esperando que le crean,  dados sus acrisolados antecedentes de sacrificios y de sublime entrega a la causa de la Justicia. Faltaría más. 


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