Sr. Llamazares y Sra. Bardem quejándose de que juzguen al juez Garzón
El primero de los tres juicios por prevaricación, en que se halla incurso el ex-juez Garzón comenzó ayer con un despliegue mediático formidable. Una cosa resulta evidente: Don Baltasar no parece haber calibrado su situación personal, y organizó, o permitió la organización, de una ruidosa manifestación, poco nutrida a decir verdad, de sus incondicionales, en las cercanías del Palacio de Justicia, de Madrid. Los manifestantes exhibieron banderas tricolores republicanas, coreando eslóganes insultantes para la Sala Segunda del Tribunal Supremo, dispuesta a juzgar al ex-astro de la judicatura nacional, cuyos Magistrados, ya ven Vds, lo que son las cosas, qué culpa tendrán.
Entre los congregados protestantes, mantenidos a cierta distancia del Palacio de Justicia por la policía, figuraba el Juez Pedraz, caracterizado por su melena flotante al viento, que siempre parece presa de una admiración adolescente, por tanto ilimitada, hacia don Baltasar. Asimismo estaban allí varios de sus ex-compañeros, el personal femenino, otrora a las órdenes del ex-Magistrado, en cualquier caso dispuesto a besuquear a su Jefe, si es menester frente a las cámaras o en ausencia de ellas, la actriz Pilar Bardem con su gesto permanente de frustración histórica, así como los inefables doctor Llamazares y Cayo Lara, ambos de Izquierda Unida, apuntados, pase lo que pase, a todas las causas perdidas.
El doctor Llamazares ha resumido el asunto para la TV, tildando el jucio de esperpento nacional pues, según él, un luchador incansable contra la corrupción, se ve sentado en el banquillo de los acusados por los corruptos. Ni más ni menos. Sería preciso recomendar a don Gaspar la relectura de Valle Inclán, a ver si se aclara y cita con más propiedad al famoso manco de Villanueva de Arosa (Pontevedra).
Los dos, don Cayo y don Gaspar, se olvidan de su condición de representantes del pueblo español, como diputados a Cortes que son, y no les importa apoyar con cualquier motivo oscuras reivindicaciones republicanas, de la Primera o de la Segunda República, vaya usted a saber.
Don Baltasar, antes de entrar en la Sala donde se celebraría el juicio, mostró a sus compañeros la toga de Magistrado con sus correspondientes puñetas, que pensaba lucir durante las sesiones, al lado de su letrado defensor, para que todos supieran cómo su estrella continuaba encendida con más vatios que nunca. (mañana continuarán las aventuras judiciales de don Baltasar)
Bardem y cía, ¿qué os ha dado o prometido Garzón?
ResponderEliminar¿por qué defendéis a alguien que utiliza métodos tan increíblemente fascistas como las escuchas entre abogado y cliente?
Cris