Cuando la agraciada ministra Soraya, la segunda al mando del nuevo Gobierno, se enfrentó a las cámaras de TV para anunciar, en una rueda de prensa, una subida de impuestos capaz de "hacer crujir al personal" y ajena a todo lo anunciado durante la campaña electoral, se apreciaba claramente la tensión en el rostro ministerial, y un "lo siento" en su mirada. No era, ni mucho menos, la expresión triunfante que exhibía en el Congreso al vapulear dialécticamente a los pobres diablos del Gobierno anterior durante sus dos últimos años de legislatura.
La actitud de Soraya ha sido interpretada por algunos ciudadanos, como si hubiera dado una palmadita de ánimo en la espalda de cada contribuyente, acompañada por esas palabras de consuelo rutinario dichas a los familiares de los difuntos en los sepelios : serán unos impuestos temporales, dos años a lo sumo, y para la mayoría de los contribuyentes apenas ascenderán a unas docenas de euros anuales, etc, etc. Asi que ¡valor! como dicen los franceses. Lo malo, hay que añadir, recaerá sobre la otra mitad de los paganos, en el impuesto sobre la renta, al ascenso aritmético de los ingresos, la subida de las tasas aplicadas a los sucesivos escalones es geométrica, y en el impuesto de los bienes inmuebles, añadida a la actualización del catastro será cosa de pensar en alguna otra solución habitacional ¿qué tal la columna en el desierto del estilita? ¿y el tonel de Diógenes?
Todo lo cual, quizás nos conduzca a situaciones anímicas paranoicas, como la necesidad compulsiva que tendremos de ahorrar energía eléctrica, utilizando velas y quinqués y de perder la costumbre de leer en las tardes invernales, limitándonos a dormitar en la penumbra.
Al margen de las preocupaciones ciudadanas, la ministra progresista de Cultura programó, para celebrar su despedida, una vuelta al mundo en clase "bussines" y hoteles de cinco estrellas y tropecientos tenedores, a cargo de lo que quedaba del erario público en su ministerio, vuelta terminada la víspera de la entrega simbólica de la cartera ministerial...vacía. Un buen ejemplo para mostrarnos por qué estamos donde estamos. Pobres de nosotros.
Gracias papá por mantener el sentido del humor con todo lo que está cayendo. Espero que los recortes no afecten a lo que realmente somos y al "bien-estar" real. Por favor no dejes de leer por los recortes. Aunque sea con una linterna y pilas recargables. Muchos besos. Beatriz
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