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jueves, 26 de enero de 2012

Jurados



En "Doce hombres sin piedad" ("Twelve angry men"), asistimos a las deliberaciones  de un Jurado sobre el juicio al que acaba de ser sometido un joven acusado de homicidio, cometido en la ciudad de Nueva York. La tensión dramática de la película va en ascenso a medida que cierto jurado (Henry Fonda) convence a sus compañeros, uno tras otro, desmontando los argumentos acusatorios, a primera vista irrebatibles pero basados en pruebas circunstanciales. El clímax del film tiene lugar cuando el último de los jurados da su brazo a torcer y, frente a los argumentos lógicos de Fonda, abandona posición berroqueña, mantenida por motivos estrictamente personales, alcanzándose la unanimidad necesaria.

Ayer concluyó en la ciudad de Valencia, un juicio también con jurado, que sin poner en juego la vida de nadie como en la película, no careció su desarrollo de dramatismo, porque estaba en entredicho la honorabilidad y el futuro político de dos acusados de cohecho impropio, destinados al ostracismo y a la expulsión de su Partido hoy en el Gobierno, en caso de ser condenados.

En ausencia de un héroe de ficción como Fonda, los técnicos jurídicos del Tribunal Superior de Valencia, facilitaron  a los jurados una lista con dos docenas y media de preguntas relacionadas con las distintas etapas del proceso, cuyas respuestas  debían ser  necesariamente positivas o negativas y por tanto facilmente cuantificables. El resultado de la consideración de las preguntas por los jurados, fue exculpatorio (cinco votos contra cuatro, pues en este caso no era necesaria la unanimidad ), dando fin así al calvario padecido por los acusados  durante los tres años previos como inculpados(1), pena adicional propia de la peculiar justicia socialista, que ignora la separación de poderes, filtra sistemáticamente a la prensa los secretos del sumario, utiliza la policia judicial para montar operaciones de escucha y, en fin , se dedica a toda clase de práticas "non sanctas" en un Estado de Derecho.

La instrucción del caso redactada hace tres años por el inefable Juez Garzón, cuando aún no había dado los traspiés jurídicos  que le han llevado finalmente al banquillo de los acusados, inculpaba a los dos políticos valencianos de una supuesta aceptación de regalos (unos trajes) hechos por una red de empresarios corruptos, a la espera de las compensaciones oportunas

El intento de los socialistas de destruir a la oposición, puesto en marcha por  Rubalcaba, siendo Ministro de interior y maquinado durante las dos últimas legislaturas, ha terminado con el episodio que significa este juicio, y las palabras pronunciadas por el ex-alcalde socialista de Alicante, le revelan como uno de los "malos": ..." con el trabajo que nos ha llevado sentarlos en el banquillo... y ahora, mira, inocentes".


(1) Para un veredicto  de culpabilidad el  Jurado debería haber emitido siete votos negativos.

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