Baile de cifras
Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, todos los lectores de periódicos supimos que las autoridades británicas nos habían tomado el pelo mientras duró la contienda, con las cifras publicadas por el Estado Mayor del Aire. Por ejemplo, las de los aviones propios perdidos habían sido sisteméticamente divididas por 2, y las de enemigos derribados, multiplicadas por 2 o 3. Entonces, todos entendimos que el engaño tenía la intención de mantener alta la moral del pueblo inglés, y nadie se sintió estafado en este caso.
Otra cosa es notar en historiadores, profesionales o aficionados, tratándose también de cifras, que quieran darnos gato por liebre. Consideremos el caso de la ciudad de Guernica, arrasada por la aviación alemana. Quien tenga cinco o seis libros de Historia en casa, es seguro que cuenta con, al menos, tres cifras muy distintas, de víctimas del bombardeo. Si el autor es serio hará ascender su número a no más de ciento cincuenta. Si es un chisgarabís, como el belga Nothomb, amiguete de Malraux, pisa el acelerador y apunta 10.000 víctimas sin inmutarse, en un libro prologado por Jorge Semprún, quien califica la obra de seria. Qué cosas tiene Vd, don Jorge.
Hace un par de días he leído un blog ,donde se apunta, por cierto en defensa del inefable Juez Garzón : "Por cada víctima de Mussolini, el franquismo fue responsable de 10.000". Pues bien, según internet las vítimas del Cavaliere Mussolini, antes de 1922, se elevaron a 500. Es decir, nuestro bloguero apunta, como mínimo. 5.000.000 (cinco millones) de víctimas en la cuenta de don Francisco, y se queda tan ancho. Para quedarse de una pieza y se le caiga a uno el monóculo del pasmo.
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