¡Cómo está el patio nacional! Llegados a las postrimerías de la segunda legislatura desde que se inició en 2004 el periodo socialista , algunos políticos de esta obediencia, antes de ceder el disfrute de su canonjía, quieren dejar testimonio de su paso por el poder confiando cargos ó puestos a ciertos aprendices allegados y, si puede ser, inmortalizarse en el recuerdo del contribuyente mediante la concesión de subvenciones a los amigos. Otros, más precavidos, o enfrentados a un incierto futuro judicial, prefieren pasar desapercibidos en la vorágine de los acontecimientos. La lista de los réprobos que han desempeñado sinecuras importantes crece cada semana y, en un discreto silencio, se dedican a preparar su defensa con los abogados picapleitos para salvar al menos los muebles.
Ciertos observadores insaciables, siempre detrás de las exclusivas o de las indiscreciones de los políticos, instan al Presidente electo para que les adelante con todo detalle sus planes salvadores de la Patria y les permita conocer la lista de los nuevos Ministros, sobre los que especular escarbando en sus biografías. Y a todo esto, ni un sólo economista grande ó pequeño, profesional o aficionado, deja de amargarnos la vida, haciéndonos saber los puntos esenciales de la maltrecha Economía en los que será preciso poner manos a la obra sin el más mínimo retraso, si no queremos perecer como nación en algún negro abismo sin fondo.
Puntualmente nos recuerdan el número de parados y cómo aumenta angustiosamente cada día, al tiempo que una cantidad equivalente de trabajadores deja de cotizar a la seguridad social, fuente o manantial de nuestras magras pensiones.
En este río revuelto hallan sus ganacias las pirañas independentistas que obtienen beneficios político-económicos arañando, aquí y allá, migajas de la mole estatal semi-inconsciente o bien dejan oir sus ocurrentes insolencias que siempre quedarán impunes.
Algunas voces se elevan sobre el guirigay general, proponiendo una salida rápida a todos los problemas, mediante nuestra renuncia al euro, sin más, por las buenas. Son los nostálgicos de la peseta y de cualquier tiempo pasado. Mejor o peor fundadas sus teorías todos exponen sus recetas salvíficas, en tanto las masas de profesores pertenecientes al sistema educativo de las Autonomías, dan rienda suelta a sus frustaciones escudados en agravios laborales inexistentes.
Un conocido espíritu adolescente, inconsistente e inconsciente, ve en esta situación el marco idóneo para que sus ocurrencias pasen a la Historia: el Presidente saliente pretende dejar al entrante el encargo, avalado por la correspondiente comisión de "expertos", de desenterrar al General Franco de su tumba actual, para llevarle a cualquier otro sitio en tanto que a él, le da la risa detrás de una puerta.
Muchos besos. Veremos cómo salimos de esa situación.
ResponderEliminarBeatriz