A la izquierda, la Princesa heredera Leonor. A su lado, la Infanta Sofía |
Cuando don José Ortega y Gasset (1883-1965) debatía en el Congreso de los Diputados el texto de la Constitución republicana de 1931, señaló que éste contenía unos "cartuchos detonantes", hoy diríamos "artefactos explosivos de efecto retardado", "introducidos por la incontinencia del utopismo", como podía ser el de la "autonomía" reservada para dos o tres "regiones ariscas".
Los venerables redactores de la siguiente Constitución (1978) pensando que repartiendo la autonomía para todos, como el camarero del chiste "café para todos", desactivaba en el futuro cualquier "artefacto de efecto retardado". Ayer comprobamos que los venerables redactores pecaron de ingenuidad.
En el mismo Congreso de los Diputados, los dos representantes más conspicuos de estas"regiones ariscas", el Molt Honorable President de Catalunya y el Lendakari del Gobierno Vasco, permanecían hieráticos, tiesos, ariscos, con los brazos estirados pegados al cuerpo, en tanto los demás asistentes reunidos en el Salón de Plenos del Congreso, aplaudían corteses o entusiasmados, el discurso inaugural de su reinado, pronunciado por el nuevo Rey Felipe VI.
Se nota que ambos hieráticos, tienen rasgos masoquistas, y son sujetos de los que no recapacitan. Lo malo es que han doblado el cabo de la cincuentena. Si fueran diez o veinte años más jóvenes, les recomendaría la lectura de libros como "España inteligible" del discípulo de Ortega, Julián Marías para ilustrarse, y puestas en juego algunas neuronas más de las que habitualmente ponen en marcha, se percatarían de que ni Cataluña ni el País Vasco son naciones. Que no.
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