El anuncio de la abdicación de S.M. el Rey don Juan Carlos en favor de su hijo Felipe, ha despertado "ipso facto" una actividad febril en algunos políticos de la izquierda irredenta.
Parece como si tal anuncio, hecho durante el inicio de la jornada, les haya obligado a reaccionar instintiva e inmediatamente, y con el primer sorbo del café con leche apenas deglutido, han rugido: ¡"Tercera República"!, corriendo el peligro de atragantarse y tener serios problemas tráqueo-esofágicos.
Sería interesante saber cómo idealizan estos políticos las dos primeras Repúblicas, que cumplen ahora 131 y 83 años respectivamente, para sentirse tan anhelantes por inaugurar la Tercera.
Durante la Primera República, muchas ciudades de la costa oriental y sur de la Península, grandes o pequeñas, y algunas del interior, se declararon cantones, dedicándose a pelear unos contra otros, para solventar viejos rencores, cuyo origen se perdía, en ciertos casos, en las brumas del pasado y, en otros, en celos recientes mal reprimidos. Este caos duró un año escaso.
La Segunda República originó, además de cuarenta años de Dictadura, la cuarta guerra civil en cien años y toda clase de miserias. Duró cinco años.
¿Qué modelo pretenden seguir los irredentos del café con leche?
Pobre Principe Felipe: tantos años de preparación y ahora le vienen algunos con pegas para acceder a su gran puesto de trabajo. No queremos ni un parado más ¡Por la monarquía parlamentaria!
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