Años antes de la popularizarse en España los ordenadores personales, leí un artículo de origen norteamericano muy crítico, sobre el empleo de estos artefactos como simples máquinas de escribir.
Mi situación personal actual al identificarme como responsable de este blog, es la misma que criticaba aquel periodista estadounidense. No entiendo una palabra de ordenadores, ni la afición que habitualmente despiertan entre los jóvenes, ya desde su infancia.
El caso es que desde hace algunos días me resulta difícil ofrecer textos normales, como si una mano malévola una vez escritos los desbaratara, convirtiéndoles en puzles ininteligibles que habrían descorazonado al pobre maese Nebrija. Así, he debido repetir hasta cuatro veces la "mecanografía" del mismo texto.
La sensación debe ser semejante, al margen de la irrupción de adrenalina en el torrente circulatorio, a ir volando en un Spitfire Supermarine muy tocado, con un Messerschmitt 109, pegado a la cola, sin posibilidades de perderlo de vista. Una pesadilla.
En las nuevas "versiones" enloquecidas de los textos aparecen además algunas palabras en inglés. Este detalle me hace sospechar la existencia de un pirata informático en la sombra y no consigo entender donde está la gracia del asunto.
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